miércoles, 2 de agosto de 2017

Editorial Agosto 2017

De Dioses y hombres: estudios sobre religiones y mitología, es un blog de investigación coordinado y dirigido por el profesor y Máster en Literatura Clásica por la Universidad de Costa Rica José Marco Segura Jaubert y el profesor y Doctorando por la Universidad Complutense de Madrid Carmelo Morales Marcos.
¡Os traemos dos nuevos e interesantes artículos este mes!
El profesor e investigador predoctoral Carmelo Morales nos trae su artículo “El gobierno mediante la virtud en el confucianismo”. En este artículo nos explicará cómo para Confucio un gobierno era bueno por la fuerza de las virtudes morales y no por la fuerza de las leyes. Esto es lo que intentaba inculcar a los gobernantes. Con sus discípulos su principal objetivo era enseñar un conocimiento básico para que actuaran como un ser humano ideal y como el gobernante era el mayor ejemplo para el pueblo, si el gobernante alcanzaba la virtud, todo el pueblo se convertirá al bien. También valdría para lo contrario, es decir, si el gobernante era corrupto todo el pueblo delinquía. Esto era el pensamiento político principal del Maestro. Su doctrina política no fue escuchada ni puesta en práctica por ningún mandatario, pero lo que no consiguió en vida, si lo consiguió después de su muerte. Tres siglos y medio después de su muerte el Imperio Han adoptó como doctrina oficial sus enseñanzas.

En nuestro segundo artículo el Licenciado en Historia Daniel Lobos nos hablará sobre la divinidad egipcia Thoth inventor de la escritura y la música. En este artículo se nos explicará la imagen que este dios tenía, además de hablarnos sobre los poderes que ostentaba ¡Esperamos los disfruten! 

El gobierno mediante la virtud en el confucianismo

Por: Carmelo Morales Marcos, profesor y doctorando de la Universidad Complutense de Madrid.
Correo electrónico: karmelo7777@hotmail.com 

El mapa indica la antigua civilización china, desde la dinastía Shang hasta los Han. Anterior a la dinastía Shang están la dinastía Xia de la cual no documentación arqueológica, como en los Shang, pero sí escrita. Los Zhou derrotaron al último gobernante de los Shang (por cierto llamado Zhou)por Mandato del Cielo. El Mandato del Cielo daba legitimidad para gobernar, siempre y cuando el gobernante siguiera el Camino de la virtud.
Kong Qiu o Confucio nació en el Estado de Lu, en la actual provincia de Shandong, en el invierno del año 552 a. C. Él se llamaba Ch´iu y su familia se llamaba K´ung, por eso su nombre entero era K´ung Chíu. Su primera biografía la escribió el historiador Ssu-ma Ch´ien. Pero entre este y Confucio ya hay un intervalo de cuatro siglos. Las fuentes de las que disponía Ssu-ma Ch´ien son parecidas a las de ahora. Una de estas fuentes son las Analectas, que se trata de conversaciones del maestro con sus discípulos. Pero esta fuente no da ningún detalle sobre la fecha del nacimiento de Confucio. Para paliar esta carencia tenemos la crónica analística del estado de Lu, es decir el Clásico o Ch´un- Chíu.
La fecha de la muerte del maestro. Ningún estudioso duda que fue el verano del año 479 a. C, pues el Ch´un -Chiu especifica claramente la fecha de la muerte, pero en ningún caso este Clásico especifica la fecha de nacimiento de ningún funcionario. De ahí la mayor dificultad para averiguar el nacimiento de Confucio. Pero vivió al menos 70 años, porque así viene documentado en las Analectas. «A los quince años mi vida emprendió la Vía del estudio; a los treinta estaba firmemente establecido en esta Vía; a los cuarenta no tenía dudas; a los cincuenta conocí la voluntad del Cielo; a los sesenta mis oídos eran obedientes; y a los setenta pude seguir los anhelos de mi corazón sin transgredir los límites del comportamiento correcto y adecuado». Está estimado que Confucio vivió unos setenta y tres o setenta y cuatro años, fechando así su nacimiento en el 551 a.C. Confucio nació y vivió en el periodo de primavera y otoño de la dinastía Zhou. Según los Registros Históricos Confucio nació de una relación impropia de su padre Shu Ho Tsou con una muchacha de la familia Yen. Su padre fue un valiente militar que cumplió misiones bastante peligrosas. Parece claro que Confucio no era fruto de la primera esposa de su padre, sino de una segunda o concubina. Es muy posible que la relación del padre de Confucio con su madre no fuera legal. Dice la tradición que Confucio se quedó huérfano de padre y madre siendo aún joven. Al quedar huérfano bastante joven no tenía nadie a quien acudir y por lo tanto su juventud no tuvo que ver nada con la vida fácil. Existen fuentes que aseguran que descendía de una familia noble, pero en esto no están todos los eruditos de acuerdo, porque no hay que olvidar que la posición de gran militar a la que llegó su padre no fue heredada.
Confucio no tenía ningún interés en triunfar como guerrero. De niño él ya se divertía mucho realizando el ritual para ofrecérselo a los dioses. Aunque su padre era un guerrero él con quince años ya estaba enamorado del estudio, y a los cincuenta años comprendió que este amor por el estudio era un deber impuesto por el Cielo. Llegó a ser un gran erudito que nunca aprendió de ningún maestro, sino, de los textos de la antigüedad que él veneraba. Amó tanto el estudio, que, a pesar de su gran fama de hombre humilde, llegó a declarar que, «Incluso en una aldea de diez casas, siempre habrá alguien cuya lealtad y formalidad se igualen a la mía, pero no habrá quien me iguale en mi amor al saber, en mi amor al estudio». El estudio que Confucio veneraba era el estudio del pasado, y este lo estudiaba en los Clásicos de las Odas y los Documentos. Se emocionaba con la belleza de su cultura.  Parece ser que Confucio llegó a ocupar algún puesto de funcionario en alguna corte principesca, pero se vio obligado a dimitir. Ostentó cargos solamente unos pocos años; el primer puesto importante que se le asignó fue el de magistrado del distrito de Zhongdu, ya contaba con casi cincuenta años. Debido al éxito que obtuvo en su administración fue ascendido a Ministro de Construcción y a Presidente del Tribunal, incluso se cree que pudo llegar a ser primer ministro. Viendo que no podía llevar sus doctrinas a la práctica dimitió. Una vez que dimitió abandonó Lu (497.a.C) y comenzó a viajar de una corte a otra para que escucharan sus consejos de cómo gobernar mediante la virtud. Pero nadie le escuchó y después de trece años con algunos discípulos, enfrentándose al fracaso y a la desesperación, tuvo que regresar a Lu, donde pasó el resto de su vida. Son estos años de vagabundo y de corte en corte intentando que se gobernará por la virtud los que a continuación explicaré.
Para Confucio un gobierno era bueno por la fuerza de las virtudes morales y no por la fuerza de las leyes. Esto es lo que intentaba inculcar a los gobernantes. Con sus discípulos su principal objetivo era enseñar un conocimiento básico para que actuaran como un ser humano ideal y como el gobernante era el mayor ejemplo para el pueblo, si el gobernante alcanzaba la virtud, todo el pueblo se convertirá al bien. También valdría para lo contrario, es decir, si el gobernante era corrupto todo el pueblo delinquía. Esto era el pensamiento político principal del Maestro. Su doctrina política no fue escuchada ni puesta en práctica por ningún mandatario, pero lo que no consiguió en vida, si lo consiguió después de su muerte. Tres siglos y medio después de su muerte el Imperio Han adoptó como doctrina oficial sus enseñanzas.
Paso a continuación a enseñar algo más de la doctrina política de Confucio, pero a través del estudio de los textos confucianos:
Empezamos con La gran enseñanza o ciencia, este clásico confuciano y entre otras muchas referencias al arte de gobernar dice lo siguiente:
«Los antiguos para gobernar sus reinos, primero ponían en orden su propia casa. Para poner en orden su casa, antes se perfeccionaban ellos mismos. Para perfeccionarse ellos mismos, en primer lugar, rectificaban su corazón. Para conseguir esto hacían previamente sinceros sus pensamientos y para hacer sinceros sus pensamientos alcanzaban antes el máximo conocimiento. El máximo conocimiento reside en la investigación de las cosas.»
Luego, esta idea para recalcarla aún más se repite, pero al revés:
«Investigando las cosas se alcanza el máximo conocimiento y esto se consigue haciendo sinceros los pensamientos. Para que los pensamientos sean sinceros se necesita rectificar el corazón y entonces se perfecciona uno mismo. Una vez perfeccionado uno mismo, se puede poner en orden la casa y una vez esto está conseguido ya se está preparado para gobernar el reino.»
Todo esto se puede resumir en que para gobernar un reino uno tiene que empezar perfeccionándose así mismo. Esto es lo que quería transmitir Confucio.
Sigue diciendo al respecto en la Gran Ciencia:
«Desde la persona más noble a la más humilde, todos tienen el deber de mejorar y corregir su propio ser.»
Es decir, no es una opción, sino una obligación y no es cuestión solo para los gobernantes, sino para todos. Más adelante dice lo siguiente:
«¿No sería más eficaz lograr que fueran innecesarios los juicios?[1] Resultaría más provechoso dirigir nuestros esfuerzos a la eliminación de las inclinaciones perversas de las personas.»
Esta filosofía política es clave en Confucio porque para el Maestro lo esencial para un buen gobierno es la educación y no los castigos, el ejemplo modélico haría innecesarios los juicios según esta filosofía. Y siguen los ejemplos en este texto:
«Yao y Shun gobernaron con amor y el pueblo los imitó»
«Jie y Zhou gobernaron con violencia y el pueblo también los imitó».[2]
«Un buen ministro es aquel que ve un hombre virtuoso y capacitado y lo eleva. Un mal ministro siente envidia de estos hombres y no lo asciende y cuando está rodeado de hombres perversos no los expulsa»[3].
El ejemplo se Yao y Shun, dos emperadores virtuosos según los Clásicos sirvieron para que el pueblo se convirtiera y persiguiera la virtud. Por el contrario, el ejemplo de los otros dos emperadores fue suficiente para que el pueblo se degradara. El ministro virtuoso se rodea de personas virtuosas, sin embargo, el ministro corrupto tiende a rodearse de perversos. Para acabar con este texto y pasar a otros textos confucianos también dice lo siguiente:
«Si el príncipe utiliza las rentas públicas para aumentar su riqueza personal, el pueblo lo imitará y dará rienda suelta a sus más perversas inclinaciones; si, por el contrario, el príncipe utiliza las rentas públicas para el bien del pueblo, éste se mantendrá en orden.»[4]
El mayor problema del mundo, el egoísmo, también es el mayor enemigo de un buen gobierno. Un gobernante que solo piensa en aumentar su riqueza dará lugar, por efecto de mímesis, a que el pueblo no desee pagar impuestos. Un gobernante que solo mira por su pueblo, este lo notará y lo tomará como modelo y lo imitará. Esto era hace 2500 años y se podría aplicar hoy día perfectamente.
A continuación, pondremos ejemplos del gobierno mediante la virtud de otro texto: El Justo Medio.
En este texto también hay innumerables ejemplos de política confuciana. En el texto se dice:
«Mucho más excelente es la virtud del que permanece fiel a la práctica del bien, aunque el país se haya carente de leyes y sufra una deficiente administración”[5].
«Cuando el reino es administrado con justicia, basta su palabra para que le sea conferido lo que merece; cuando el reino es mal gobernado y haya disturbios, basta su silencio para salvarse»[6]
«La pompa y la ostentación sirven de muy poco para la conversión de los pueblos».

Es un ministro de excelente virtud aquel que a pesar de encontrase en un gobierno degradado y corrupto sigue siendo honrado y honesto. Este ministro solo tiene dos opciones, pasar inadvertido o dimitir hasta que el gobierno sea honesto. Cuando esto suceda el ya no pasará inadvertido y obtendrá todo lo que merece. Termina el texto haciendo alusión al absurdo despilfarro de algunos gobiernos. Y terminamos con ejemplos del último texto: las Analectas.

«Quien pretenda someter a los hombres por la fuerza de las armas no alcanzará la sumisión de sus corazones; por esto, la violencia nunca es suficiente para dominar a los hombres. Quien conquista a los hombres por la virtud, consigue que todos se sometan a él sin reservas y con corazón alegre.»[7]
Una vez más Confucio, ahora en otro texto, pretende decirnos que es la educación y la fuerza en las virtudes morales la que convierte a las personas y que los castigos y la violencia harán que estas obren bien por temor, pero no por vergüenza, y es la vergüenza la que produce en cambio radical en el ser humano. Más ejemplos en su texto más famoso, Las Analectas, sería el siguiente que hace referencia a los atributos y virtudes que debe tener un gobernante virtuoso:
«Para gobernar un estado de mil carros hay que tener respeto por sus asuntos, tener confianza, ser económico en el gasto, amar a los hombres y no hacer levas más que en los tiempos apropiados.»[8].
«Si para gobernar al pueblo se usa el poder, la ley y los castigos, el pueblo se comportará bien por miedo, pero no se avergonzará de su mala conducta».
«Si para gobernar al pueblo se utiliza la virtud y los ritos, este tendrá una conducta correcta y además será honesto.»[9].
Conclusión
Esto es la filosofía de Confucio en cuanto a la política. Sí el pueblo no se comporta bien por miedo, este no se convertirá al bien puesto que no se avergüenza de lo que ha hecho. Por lo tanto, no sirve de nada gobernar por medio de los castigos. Cuando para gobernar al pueblo se utiliza la educación y la virtud, este sí se avergonzará de sus actos y tendrá una conducta correcta y voluntaria. De esto se trata el gobierno mediante la virtud.
Bibliografía

-          Cheng, A. Historia del pensamiento chino, Bellaterra, Navas de Tolosa, 2012.
-          Elorduy, C. Romancero Chino, Editora Nacional, Madrid 1984.
-          Kant, I. Crítica de la razón práctica, F.C.E, México, 2005.
-          Kaizuka, S. Vida y pensamiento de Confucio, J de Olañeta , Palma de Mallorca 2004.
-          Pérez Arroyo, J. Confucio: Los cuatro libros, Espasa libros, Barcelona 2014.
-          Wilhelm, R, I Ching, Libro de las Mutaciones, Edhasa, Barcelona, 1977.
-          Xinzhong, Y, El Confucianismo, Cambridge University Press, Madrid, 2001.




[1] Arroyo Pérez, Javier. La Gran Ciencia. Cap.IV
[2]  Ibid, cap IX
[3]  Ibid, cap. X
[4] Ibid
[5] Arroyo Pérez; Javier. El Justo Medio
[6] Ibid
[7] Arroyo Pérez, Las Analectas
[8] Ibid cap. I, 5
[9] Ibid, cap.II, 3

Un dios para la posteridad, Thoth el sabio egipcio.

Por: Daniel Lobos Jeria, Licenciado Historia Universidad de Playa Ancha

Correo electrónico: daniel3fer@gmail.com


Thoth
Thoth es el dios de la luna, es una divinidad a la que se le ha atribuido la sabiduría, la invención de la escritura y la música, así como el dominio de los conjuros y los sueños (por nombrar solo alguno de sus poderes). Este misterioso dios fue Dyehuty para los egipcios, los griegos lo conocieron como Thoth, su analogía en los griegos fue Hermes y fue conocido como Mercurio en el mundo romano; el ocultismo, en tanto, le ha llamado Hermes Trismegisto, del cual se señala ha derivado el hermetismo u ocultismo. Otros nombres dados a este dios fueron "Toro de las estrellas", "Aton de plata" o "Señor del Tiempo". Dyehuty o Dyehut fue un nomo del antiguo Egipto; de ahí proviene su nombre original, que significa "El de Dyehut", aquí se encuentra la “Casa de la Vida” regida por Thoth. El lugar también fue conocido por los griegos como Hermópolis Magna en alusión a su analogía con el Hermes griego.

Thoth es un ser antropomórfico; la estética de su cabeza se la debe al ibis, un ave del orden pelecaniforme sagrada tanto en Dyehut como en sus alrededores; el otro animal sagrado de este nomo era el babuino, por lo tanto, también se le ha representado con los atributos de ese animal. Actualmente el ibis, que era un ave tan simbólica en el antiguo Egipto, no se encuentra en las márgenes del río Nilo sino a 2.400 kilómetros al sur, en territorio sudanés.

La imaginería ha esculpido, tallado o pintado a Thoth portando una pluma y una tablilla,  ambos símbolos relativos a su poder sobre las palabras, a veces es retratado con un disco lunar sobre la cabeza, también en ocasiones aparece portando una balanza que sirve para pesar el corazón, los actos, los pensamientos y las almas de los hombres en el “juicio de Osiris”, aunque tal operación, en el Libro de los Muertos representado en el Papiro de Hunefer, es llevada a cabo por el dios de la muerte, Anubis. También en algunas representaciones se le puede ver portando el ankh o "llave de la vida".

Thoth fue un dios lunar que tenía la habilidad de controlar el tiempo y el espacio; además, se le atribuye la creación del calendario ya que era considerado el dios de las medidas exactas, facultades muy importantes para una cultura que estaba acostumbrada a cuantificar todo. Según Platón, en su Fedro, se decía que Thoth había inventado la aritmética, el calculo, la geometría y la astronomía. Con respecto al control del espacio, era este un dios que conocía todos los trazados y trayectorias, era considerado un verdadero arquitecto, incluso se puede estimar esta función creadora en un extracto del himno a Thoth:

El mundo apareció en los labios de Thoth cuando este despertó en el seno de Nun, el Abismo originario” (1)

La creación por medio de la palabra y el acto también se puede apreciar en otras religiones, como la judía.

La atribución de controlar el tiempo por parte de Thoth era muy importante en Egipto, ya que al ser una civilización que dependía de la crecida del Nilo para la obtención de recursos, debía dominar muy bien los ciclos de mayor o menor caudal de este río. Por ello, Thoth también ostentó el título de "Regulador de las crecidas de las aguas".

En lo político administrativo tiene una gran importancia, ya que es una deidad que tenía la capacidad de dirigir y organizar, era una especie de ministro, un auténtico modelo para los visires en la época faraónica. Thoth, al ser el dios de la sabiduría, es el que guiará a los dioses (y posteriormente también a los faraones que tenían ese rango) a tomar buenas decisiones. Este dios, como si de un secretario también se tratase, administraba tanto las ordenanzas que los dioses estipulaban como también las reuniones que estos necesitasen, organizaba los títulos de propiedad y también los impuestos o los años de reinado de cada faraón. Todos estos hechos quedaron registrados de mano del propio Thoth en la “Sala de las dos verdades” que era donde se llevaba a cabo el juicio a los muertos.

Thoth es un dios de las comunicaciones; en esto está muy a la par con el Hermes griego, ya que se le atribuye la invención del lenguaje y de las palabras, por lo que es el representante del logos. Como creador de la escritura será el modelo de todo escriba, e incluso la tradición lo señala como el escriba personal del dios Ra: en el Libro de los Muertos se puede apreciar a Thoth haciendo de escribano, con la misión de recitar al difunto su confesión negativa, es decir, no lo que ha hecho sino lo que ha dejado de hacer. (2) A Thoth también se le atribuye la autoría de mas de 36.000 libros, según el historiador egipcio Manetón; además, hay un texto conocido como el Libro de Thoth donde el dios de la sabiduría da varios consejos a través de conversaciones con un discípulo –se cree que este texto es tardío, probablemente del siglo II del periodo heleno, cuando los Ptolomeos regían en este país–. Thoth también está relacionado con las artes: se atribuyen a este dios cualidades musicales, y se cree que fue el inventor de la lira.

Como guardián de la palabra, será la deidad que codifique las ceremonias fúnebres a un lenguaje oculto solo legible para los sacerdotes iniciados, ya que se cree que Thoth administraba fórmulas y hechizos que transformaban a los muertos en espíritus o liberaba del mal a los que quería beneficiar –se debe recordar que la religión egipcia era esencialmente mágica, como todas las religiones antiguas, hasta la llegada de la racionalidad con el budismo o de la espiritualidad con el cristianismo (3)–. El dominio de la palabra es muy importante para el quehacer mágico, por lo tanto, Thoth era una deidad que tenía la potestad de transmutar elementos materiales y espirituales., se cree que con el poder de su palabra pudo revivir a Osiris, uno de los dioses principales del panteón osiriano, esposo de Isis y padre de Horus.

Thoth no siempre fue un dios popular, ya que en el Egipto clásico hubo una lucha permanente entre dos sistemas religiosos: uno solar, donde encontramos dioses como Ra, Amon o el Aton de Amenofis IV (Akenatón), y el otro osiriano, al cual pertenecía Thoth (4); esta última era una religión funeraria, creada por y para una minoría dominante que tenía suficiente tiempo como para ocuparse de la magia, los espíritus o el inframundo, pues tenía cubiertas las necesidades básicas de la vida material. No obstante, se puede encontrar un sincretismo entre el panteón osiriano y el solar, ya que el mismo Thoth secundó a dioses solares como Aton y Ra, tal como lo sugieren estos dos títulos "Aton de plata" (representando a la luna o “sol de la noche” en contraposición de Aton que representa el disco solar) y "Toro de las estrellas" (por representar la mente y sabiduría de Ra o como ya se señalo ser el escriba de este dios solar).

El panteón osiriano fue favorecido en su culto central a partir de la dinastía I desde el legendario faraón Menes (5), hasta la dinastía XVII, cuando la influencia de Thoth cae con la llegada de Ramses I y Seti I al poder, hacia 1.325-1.100 a.C. De hecho, en los mismos nombres de estos faraones se evidencia una orientación en favor de dioses como Ra, Seth y Ptah, dioses del norte en reemplazo de Amon y Thoth, que son dioses del sur y que anteriormente habían sido favorecidos por reyes tan poderosos como los Tut-mosis (forma helenizada del nombre de estos faraones que en forma original son conocidos como los “Dyehuthy-mes” o engendrado por Dyehuty) y los Amen-hoteps. En el periodo grecorromano Thoth tuvo un pequeño auge como la demuestra su templo en Qas-el-Aguz cerca de Tebas.

Desde el punto de vista esotérico (dejando de lado los sistemas religiosos y el patrocinio faraónico), Thoth es representante de un principio de correspondencia con los dioses solares, ya que en su calidad de dios de la luna no era considerado inferior al sol, sino su complemento. En el Libro de los Muertos Thoth y Ra estos llegaban al “más allá” a través de la barca del sol que representaba al dios Ra, la cual iba cargada de víveres y otros elementos esenciales para la vida; en cambio, la forma de la barca representa al símbolo lunar, se asimila a la luna en un estado de cuarto creciente acostada (además Thoth acompañaba con frecuencia a esta barca) por lo tanto se trataba de la unión de las dos luminarias. En la concepción egipcia el Sol es seco y caliente, y representaba un principio masculino, en tanto la luna era representante de lo femenino al ser húmeda y fría, lo cual nos recuerda al principio del Yinn y Yang del esoterismo chino. (6)

En el panteón egipcio cada dios tenía una contraparte femenina: en el caso de Thoth esta era la diosa Maat, que también simboliza el orden de todo lo creado tanto material como espiritual.

Siguiendo la línea esotérica, se ha señalado que la mitología egipcia tiene una concepción mucho más antigua que el Egipto histórico y dinástico y tiene su origen en los sobrevivientes atlantes que fueron los fundadores de la cultura egipcia hace 40000 años a. C. Se ha señalado que Tehuti (Thoth) es un atlante que fundo el culto público de los dioses egipcios y restauró en Egipto el esplendor de los misterios atlantes. (7)

Thoth ya no existe como objeto de culto, pero actualmente llama la atención la figura de Hermes Trismegisto (“el tres veces grande”), una enigmática figura ligada por sincretismo al dios cabeza de ibis, autor de libros de ocultismo como el Corpus Hermeticum (serie de textos sobre la creación del mundo), la Tabla de Esmeralda (breve escrito que revela el secreto de la sustancia primordial y sus transmutaciones) y El Kibalión (tratado elemental sobre los siete principios de la naturaleza)  cuyos secretos mágicos o el acto de curar a los enfermos y resucitar a los muertos fueron estudiados por los alquimistas de la edad media y más tarde por figuras tan polémicas como Cagliostro o Saint-Germain(8), así como por los Rosacruces, la masonería y los estudiantes de la Cábala.(9)



Bibliografía Consultada:

1. Egipto, el Espejo del Cielo. Inés M. Martín, Rubén González. E-Book
2. El Libro de los Muertos. Introducción de Juan B. Bergua. Clásicos Bergua 1967 Pág. 54
3. El Libro de los Muertos. Pág. 51
4. La Cultura Egipcia. John A. Wilson. Fondo Cultura Económica 1953. Pág. 105
5. Dioses, Templos y Faraones. Volumen I. John Baines y Jeromir Málek. Ediciones Folio 1993. Pág. 32
6. El Libro de los Muertos. Pág. 60
7. Antiguos Ritos Místicos. C. W. Leadbeather. Ediciones Océano /Abraxas 1999 Pág. 33
8. El Libro de los Muertos. Pág. 51
9. Antiguos Ritos Místicos. Pág. 24

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Otras Fuentes:

1) Rosa Thode
1997-2014 La Tierra de los Faraones
www.egiptologia.org