domingo, 8 de mayo de 2016

Editorial Mayo 2016



De Dioses y hombres: Estudios sobre religiones y mitología, es un blog de investigación coordinado y dirigido por el profesor y Máster en Literatura Clásica por la Universidad de Costa Rica José Marco Segura Jaubert y el profesor y Doctorando por la Universidad Complutense de Madrid Carmelo Morales Marcos.

Os traemos tres nuevos e interesantes artículos este mes. El máster en Ciencias de las Religiones Ramadán Mizan en su artículo “María en el Corán” nos descubre la importancia que María tiene en el libro sagrado musulmán a través de sus suras. El profesor y doctor por la Universidad Politécnica de Madrid Jorge Mateos Enrich nos presenta un nuevo artículo.El edificio que es ahora museo de Santa Sofía en Estambul fue mezquita, en su tiempo, y basílica cristiana en su origen. En el año 537 fue consagrada y celebró su primera misa para el emperador Justiniano. Es una obra rodeada de misterio, de magia, de superación. Es una obra inspirada directamente por Dios y revelada al Emperador. Por último, el doctorando por la Universidad Complutense de Madrid Alejandro Tenorio, nos escribe un artículo sobre la tradición mística griega. En el suelo colonial de Jonia, el espíritu griego ideó las dos concepciones generales del mundo que dieron origen a la épica homérica y a la filosofía griega. Los griegos de Asia Menor entraron en contacto con las viejas culturas de Oriente en el comercio, el arte y la técnica, aunque siempre habrá polémicas sobre la mayor o menor intensidad de su influencia en la evolución cultural de Grecia.

María en el Corán

Por: Ramadan Ibrahim Mizah, Doctorando por la Universidad Complutense de Madrid.

Correo electrónico: ramadan.ibrahim@cchs.csic.es


La familia de María:


Si abrimos el Corán por la azora 3, versículo 33, leemos “Dios ha escogido  a Adán, a Noé, a la familia de Abraham y a la de Imran por encima de todos”. La elección de Adán se comprende fácilmente: fue el primer hombre, el primer eslabón de la cadena humana; también  la de Noé porque la humanidad empezaría de nuevo con él[1].   


¿Por qué la familia de Abraham? 


En la opinión de Valderrama Martínez, Abraham no era ni cristiano ni musulmán: estaba muy lejos del Cristianismo en el tiempo y más lejos aún del Islam; ni siquiera era judío, y así lo dice el versículo 67 de la misma azora que añade que era un monoteísta convencido. Abraham, a quien Dios había ordenado abandonar su tierra  para habitar la de Canaán o prometida, tuvo de su esclava Agar un hijo, Ismael, que habría de fundar un gran pueblo. Esto lo dice el Génesis en su capítulo 21 versículo 13[2]

Según la creencia islámica, Abraham era el primer musulmán y así se indica claramente en el versículo 68 de la misma azora 3: los que tienen más derechos a reclamarse (descendencia) de Abraham son los que lo han seguido y (en particular) este profeta y los musulmanes”. Así se explica lo de la familia de Abraham cuyo nombre da título a la azora 14 del Corán.


Pero ¿por qué la familia de Imran que es precisamente el título de la azora 3?

Imran, en hebreo Amram, es el nombre del nieto de Levy, que se casó con su tía Yokebed y pasó su vida en Egipto. Padre de Moisés y de Aarón, murió a los 137 años según dice el Éxodo en su capítulo 6, versículo 20. Esto ocurrió 2.249 años antes de Jesucristo. Hay otro Imran en el Corán al que parece más bien referirse la alusión a la familia. Se trata de Imran ibn Yasihim, descendiente de Salomón, hijo de David a quien algunos dan el nombre de Yuakim o Joaquín, que se casó  con Hanna (Ana) y fue el padre de la virgen María. La familia de Imran es, pues,  la familia de María y una de las cuatro elegidas por Dios según el Corán. La azora 3 en su versículo 84 dice: «Creemos en Dios y en lo que se nos ha revelado, en lo que se ha revelado a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob y las tribus, en lo que Moisés, Jesús y los profetas han recibido de su Señor. No hacemos distinción entre ninguno de ellos y nos sometemos a Él».

 El Corán es un libro producido por una sola persona en su calidad de profeta y durante un tiempo muy limitado por comparación (610-632). Según el Corán, el (Kitab) el (libro) en Arabí  al Corán Al- Karim (القران الكريم), está constituido por la Torá, los Salmos y el Evangelio, este último transmitido a Jesús. Estas escrituras constituyen ciclos proféticos cuya cadena se completa hasta terminar en la escritura por excelencia, el Corán. [3]

En el Islam solo hay una escritura eterna, emanada de Dios, revelada en el transcurso de los tiempos a ciertos grandes profetas: a Moisés bajo la forma de la Torá (en líneas generales, el Pentateuco), a David por medio del zabur (los Salmos), a Jesús por el inyil o Evangelio y finalmente a Mahoma por el Corán, todos ellos dictados por Dios.

El Nacimiento de María:

La excepción del Corán sobre Jesús comienza con la concepción de su madre, María. La mujer de Imran, la madre de María, prometió dedicar a su hija al servicio de Dios en el templo. Zacarías se hizo cargo más tarde de ella. Cuando le preguntaba cómo la obtenía, ella respondía siempre que era de Dios. Los versículos del Corán dicen: "Cuando la mujer de Imran dijo: « ¡Señor! Te ofrezco en voto, a Tu exclusivo servicio, lo que hay en mi seno. ¡Acéptamelo! Tú eres Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe".

Y cuando dio a luz a una hija, dijo: « ¡Señor! Lo que he dado a luz es una hembra -bien sabía Alá lo que había dado a luz - y un varón no es igual que una hembra. Le he puesto por nombre María y la pongo bajo Tu protección contra el maldito Demonio, y también a su descendencia».  Su Señor la acogió favorablemente, la hizo crecer bien y la confió a Zacarías. Siempre que Zacarías entraba en el Templo para verla, encontraba sustento junto a ella. Decía: «María!, ¿de dónde te viene eso?» Decía ella: «De Alá. Alá provee sin medida a quien Él quiere». (3:35- 37.)

María vivía en el templo en un lugar que el Corán designa como mihrab o santuario. El mihrab es, en un Templo, el lugar hacia donde se dirige la oración. María solo abandonaba el templo durante sus reglas. Cuando Zacarías se sintió muy viejo pidió a su sobrino José, modesto carpintero y primo de María, que se ocupara de ella. Todos veían en José el futuro (jatib) o prometido de María. Esto dice la tradición porque el Corán no cita a José.[4]

La azora 19 se tituló Mariam, nombre árabe de María, que es Miryam en hebreo y arameo. Esta azora tiene 98 versículos, todos revelados en la Meca salvo los números 85 y 71, revelados en Medina.

Atributos de María en el Corán:         

El Corán es muy generoso con la madre de Jesús, por la que no disimula en modo alguno su admiración, reparando en todas aquellas virtudes que señalan sobre la misma los Evangelios. Y entre ellas las siguientes:

Escogida por Dios. Le dice el Arcángel Gabriel en el Corán « ¡María! Alá te ha escogido y purificado. Te ha escogido entre todas las mujeres del universo (3,42).

Receptora del  espíritu  de Dios. ”Infundimos en ella de Nuestro Espíritu” (21,91). También “María……………….. en la que infundimos de Nuestro Espíritu”. (66.12).

Modelo para la  humanidad. Dice de María Allah “hicimos de ella y de su hijo signo para todo el mundo” (21,91).

Virginidad. Evoca el Corán: “Y a María, hija de Imran, que conservó su virginidad………..”(66.12).[5]


María es, sin embargo, el único nombre de mujer que aparece en el Corán y en él se cita explícitamente 34 veces y directa o indirectamente 70 veces y en los cuatros evangelios sólo 17 (12 veces Lucas, 4 Mateo y 1 Marcos) siempre de forma respetuosa y delicada.

- María en el mundo musulmán:

María es conocida en el mundo musulmán como “Azra Maryam”, la virgen María exactamente igual que en el mundo cristiano. En igual sentido nos explica el evangelista Lucas: “Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret. A una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David: y el nombre de la virgen era María.” (L.c 1, 26-27)[6].

La veneración que el mundo musulmán tiene por María se observa, en primer lugar, en el empleo frecuente de Maryam como nombre propio de mujer. Un musulmán que haya meditado sobre el misterio de María no pronuncia jamás su nombre sin un profundo respeto para la que Dios eligió y purificó como dice el versículo 42 de la azora 3 entre todas las mujeres.

Hay tres mujeres ilustres que han marcado profundamente las tres religiones del libro: Fátima, la hija del profeta Muhammad; Jadiya, su primera esposa; y Asia, esposa del Faraón y protectora de Moisés. Ellas, con María, son para Dios seres predestinados, signo de Dios (ايه) que han marcado profundamente las tres religiones reveladas.[7].

La filosofía de la virgen María es la misma a la que aspira la mujer musulmana en su vestimenta y comportamiento, la cual es pureza, claridad, castidad, velo, devoción y súplica.[8]

María aparece más integrada en la obra de Dios. Su destino es ser un lazo de unión entre la espiritualidad cristiana y la espiritualidad musulmana. Dice el versículo 43 de la azora Imran: “oh, Mira: sé devota, prosterna te e inclínate con los que se inclinan”. Según la tradición, María estaba en oración tanto tiempo que sus piernas se hinchaban y sus pies se cubrían de escamas purulentas.

La importancia de María en el Islam está subrayada por el hecho de que la sura del Corán (19 la zura de María), que relata la Anunciación y la Natividad, se designa por ese nombre. He aquí el pasaje principal:

"Mencionada María en el Libro. Ella dejó su familia y se retiró en un lugar hacia Oriente. Colocó un velo entre ella y los suyos. Nosotros le hemos enviado nuestro Espíritu; él se presentó ante ella bajo la forma de un hombre perfecto. Ella dijo: « ¡En el Clemente me refugio contra ti, si eres piadoso! Él dijo: «Yo soy el enviado de tu Señor para darte un hijo puro». Ella dijo: « ¿Cómo tendré yo un hijo? Ningún hombre me ha tocado nunca y yo no soy disoluta». El dijo: «Es así: Tu Señor ha dicho: Eso es fácil para Mí. Haremos de él un Signo para todos los hombres, una misericordia venida de Nosotros. El decreto es irrevocable» (v, 18 a  20.)

"Ella quedó encinta del niño y después se retiró con él en un lugar alejado. Los dolores la sorprendieron cerca de un tronco de palmera. Ella dijo: « ¡Desdichada de mí! ¡Ojalá hubiera muerto antes de esto y estuviese completamente olvidada!». Gabriel que se encontraba a sus pies le dijo: « ¡No te entristezcas! Tu Señor ha hecho surgir un arroyo a tus pies. Sacude hacia ti el tronco de la palmera: caerán dátiles frescos y maduros. Come, bebe y tranquilízate. Cuando veas a algún mortal, dile: «Yo he hecho voto al Clemente de ayunar. Hoy no hablaré a ningún humano» (v, 23 a 26)



Bibliografía:
 A. Las fuentes sagradas:

- Biblia de Jerusalén, edición 1975, Categoría. https://es.wikisource.org/wiki/Biblia_de_Jerusal%C3%A9n,_Edici%C3%B3n_1975 la última visión 16-03-2016.
-El Sagrado Corán,  Èulogos 2007: http://www.intratext.com/x/esl0024.htm la última visión en 16-03-2016.
B. Referencias:

Antequera, Luís. Jesús en el Corán,  primera edición, España: la Biblioteca islámica de  Madrid, 2006.
Ghadiri Abyaneh, Muhammad Hassan. Esto es el Islam, con la colaboración de Habellyno Ricardo Pérez, República Islámica de Irán, wwwIslamoriente.com, segunda edición, 2010.
Martínez, Fernando Valderrama. “Las figuras de Jesús y de la Virgen María en el Islam”,   Localización: España y el Norte de África: bases históricas de una relación fundamental: aportaciones sobre Melilla / coord. Por Manuel Olmedo Jiménez  Vol. 1, 1987, págs. 251-260.






[1]Antequera, Luís. Jesús en el Corán,  primera edición, España: la Biblioteca islámica de  Madrid, 2006,  p. 250.

[2] Ibidem, p.251.

[3] Ibídem, p. 252.

[4] Ibídem, p. 253.

[5]Valderrama Martínez, Fernando. Las figuras de Jesús y de la Virgen María en el Islam”,  en  Jiménez,  M. (coord.) España y el norte de África, Vol. 1, Melilla, 1987. Pp. 122-123.

[6] Ibídem, p. 124.

[7] Valderrama Martínez,  Fernando. Op. Cit, 253.


[8]Ghadiri Abyaneh, Muhammad Hassan. esto es el Islam, con la colaboración de Habellyno Ricardo Pérez, República Islámica de Irán, wwwIslamoriente.com, segunda edición, 2010, p. 52.

La concepción divina de Santa Sofía en Constantinopla I



Por: Jorge Mateos Enrich, Doctor por la Universidad Politécnica de Madrid.

El edificio que es ahora museo de Santa Sofía en Estambul fue mezquita en su tiempo y basílica cristiana en su origen. En el año 537 fue consagrada y celebró su primera misa para el emperador Justiniano.

Si bien el monumento en sí fue una obra artística y arquitectónica sin parangón, no es menos destacable todo el proceso de gestación y construcción de la basílica. Santa Sofía no es tanto la materialización de una idea, acaso de una obsesión, como el empeño y la constancia de su mentor y promotor: Justiniano.

Es una obra rodeada de misterio, de magia, de superación. Es una obra inspirada directamente por Dios y revelada al Emperador.

Pero antes de abordar  causas,  cómos y  porqués hay que retrotraerse en el tiempo y relatar algunos aspectos históricos para la comprensión global de la construcción de Santa Sofía, cuáles fueron sus antecedentes y en qué obras se inspiró.



Imperio Bizantino


Hacia el 476 los rasgos del Imperio Bizantino han fraguado y son explícitos. Se trata de un imperio extenso, culto y de regiones de larga tradición en el uso de la escritura, de la reflexión filosófica y de la disputa teológica. La lengua dominante es el griego y mantiene el vigor de las instituciones y de la cosa pública.

Es un imperio romano y es un imperio cristiano. Desde mediados del siglo V el patriarca de Constantinopla se convertirá, prácticamente, en un Papa de Oriente.

El momento de máximo esplendor del Imperio Bizantino se da con Justiniano I, que recuperará la hegemonía en el Mediterráneo. En tiempos de Justiniano se había conseguido una tregua que permitió a este sus conquistas por el Mediterráneo Occidental y un corto periodo de dominio sobre gran parte del imperio antiguo.

Recreación de Constantinopla



Constantino

Hablemos primeramente de Constantino, que fue quien trasladó la capital del Imperio a Constantinopla: la “Nueva Roma”.
La guerra civil entre Constantino y Majencio fue también, como ocurre en estos casos, una guerra en la que los elementos religiosos toman partido. Al menos los elementos políticos buscaron aliados religiosos: este seguía la fe de su familia, el mitraísmo, pero la actividad anticristiana de Majencio produjo la reacción de una alianza con los cristianos, financiera e ideológica. Casi una quinta parte de la población del imperio, los cristianos, formaban un sólido apoyo y su religión había recibido la influencia de la filosofía griega que le confirió un soporte intelectual que la hacía apta para las personas cultas. Su final oposición al pagano Licinio le empujó aún más al cristianismo y, al hacerse cristiano él mismo, desaparecía el formidable impedimento de la adoración del emperador como divinidad.
Su hábil política fue reunir en Nicea a los obispos en asamblea (325), presidirla y convertirse en árbitro de la mayor cuestión que dividía entonces a la grey cristiana, es decir la doctrina de Arrio y al resolverla en un sentido convirtió a la Iglesia en una institución imperial más, con el emperador a su cabeza. Finalmente culminó la operación construyendo otra Roma.
La vieja Roma seguía siendo demasiado pagana para la nueva situación; el cristianismo legalizado en primer lugar (Edicto de Milán 313) pasó a ser religión protegida y finalmente fue creencia oficial, política y administrativamente y, por ello, Roma no era un lugar cómodo para las instituciones religiosas.
La ciudad de Constantino estaba sobre un solar griego, su lengua era el griego, plazas y calles estaban adornadas con innumerables estatuas griegas traídas de toda la Hélade y tenía una no pequeña ventaja ideológica, era una ciudad completamente construida desde el principio totalmente cristiana.
El apoyo unánime de la jerarquía cristiana exigía, además del jurídico y económico, un correlato monumental: hubo que ceder edificios oficiales para los nuevos cultos y administración y donde no los había adecuados se construyeron nuevos. Y debían ser espaciosos, suntuosos y ricos según la elevada posición del representante de la Iglesia Cristiana que era la más elevada del Imperio; y así fue construida ad libitum, y cedido para uso religioso, el tipo de edificio civil polivalente que era la basílica.
Tras el Edicto de Milán surgió la necesidad de crear una nueva construcción que albergase las necesidades del nuevo culto. Como ya se ha referido el ejemplo que tenían era el de las basílicas romanas que aunque eran edificios civiles se podían adaptar bien a las necesidades de la religión cristiana.
La basílica paleocristiana es un edificio de planta axial terminado en un ábside, esto tenía el inconveniente de no tener un espacio central. Es pues en los edificios palaciegos donde hay que buscar el origen del edificio de planta central con cúpula que aparecerá en el espacio bizantino posteriormente. Los grandes complejos imperiales romanos contenían estructuras de este tipo, como las salas octogonales de la Domus Aurea de Nerón (año 64), o también la sala octogonal de la Domus Augusteana de Domiciano (año 92). Ambas salas estaban rematadas con cúpulas con óculo.
El templo de Minerva Médica en Roma es un modelo más desarrollado (año 300). A estos se les añadían nichos cuadrados y circulares. Este esquema evolucionó y se plasmó en edificios como el Palacio de Antíoco (año 416).
Un edificio clave en todo este proceso es el llamado Octágono Dorado de Antioquia construido en época de Constantino (Iglesia de la Divina Armonía) entre 327 y 341. Este edificio se adelantó 200 años a Santos Sergio y Baco, Santa  Irene  y a Santa Sofía.

La planta central pasó de los palacios a los mausoleos paganos y de estos a los Martirya a través de los cuales se introdujo en la arquitectura religiosa cristiana. Pero en este esquema de difusión se produjeron numerosas excepciones, sobre todo en Siria, donde muchas iglesias de planta central y poligonal presentan nichos y exedras sin ser específicamente Martirya.
El origen de este tipo de planta es palaciego y romano pero su uso en edificios cristianos surgió en Siria en un momento en el que en Constantinopla aún se construían basílicas, es decir, a finales del siglo V  y principios del VI.
Las iglesias con cúpula y planta central de Constantinopla, cuya aparición precedió en algunos años a la llegada de Justiniano en el 527, tendrían así sus orígenes tanto en edificios palaciegos de Constantinopla como en las iglesias sirias.
En Bizancio no fue hasta la época de Justiniano que la planta centralizada y la cubierta de cúpulas o abovedada se convirtieron en los elementos más característicos del arte bizantino.
Los antecedentes podríamos encontrarlos en la ciudad de Gerasa (actual Jordania) en el siglo II, en donde aparecen pechinas y arcos torales. Pechinas conformadas como triángulos curvilíneos y trompas como bovedillas semicónicas.
La originalidad bizantina, y la cubierta, no se entendió como algo estático, sino como un organismo dinámico en el que los empujes de la cúpula central se contrarrestan con otras cúpulas secundarias que, a su vez, transmiten los suyos a otra serie de cúpulas más pequeñas que descansan en los muros, reforzados o no, por contrafuertes exteriores.
Los elementos constructivos en Roma eran la fábrica de piedra, el hormigón y la armadura de ladrillo, mientras que en Bizancio predominaba la fábrica de ladrillo.
Lo único que tendrían en común los procesos constructivos es que ambos se quieren liberar de la sujeción de las obras auxiliares y de las instalaciones provisionales.
Esta búsqueda de la economía es una tendencia inherente al buen sentido práctico.
En Roma la bóveda es un monolito hecho de materia plástica que exige un molde, mitad ladrillo, mitad armadura de madera. El ladrillo permanece embebido y contribuye a la resistencia. En suma, el procedimiento occidental incorpora a la bóveda la mayor parte del molde que soporta.
El procedimiento oriental consiste en abovedar sin cimbras, esto es, elevar las bóvedas en el espacio sin soporte de ningún tipo. No es una variante del método romano, es un sistema bien distinto, de origen asiático. El arte de construir se plegaba a este cambio, se transformaba, helenizó los tipos asiáticos y encontró, en estos tipos, transformado, su verdadero renacimiento.
El arte bizantino representa el carácter griego actuando en una sociedad semiasiática, sobre elementos tomados de la vieja Asia.

Justiniano

Justiniano ascendió oficialmente al trono el primero de abril de 527. Fue nombrado coemperador con su tío Justino (518-527), quien debido a su carencia de la cultura necesaria para el cargo y la administración necesitó la ayuda de su sobrino. Justiniano era un hombre inteligente, diplomático, sagaz y buen organizador, entregado incansablemente a los asuntos de gobierno y profundamente consciente de los deberes de su alto rango y posición cerca de Dios. Redujo y reorganizó la administración, y emprendió la ardua labor de legislador eficaz. Un gran renovador necesitaba serlo también en las construcciones, y fueron sus construcciones grandiosas (impresionantes para los súbditos orientales), originales y apoyadas en la vieja tradición romana lo más nuevo y atrevido que nadie hubiera imaginado.
Así se generaliza una concepción arquitectónica nueva, rompe con la basílica y concibe un nuevo espacio para el culto religioso: se genera un edificio sobre una planta cuadrada central con las cubiertas abovedadas y la planta central cubierta con cúpula. Los cuatro grandes pilares que sostiene la cúpula son los elementos fundamentales, acompañados, para el resto, de las dos columnatas que dividen las naves laterales.
 

Bibliografía.


· CESAREA, PROCOPIO DE. Los Edificios. Col. Estudios Orientales. Universidad de Murcia. 2005.

·  CORTES ARRESE, MIGUEL. Elogio de Constantinopla. Col. Estudios. Universidad de Castilla la Mancha. 2004.

·   EGEA, JOSE M. Relato de cómo se construyó Santa Sofía. Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y chipriotas. Granada .2003.

·  MATEOS ENRICH, JORGE. Persistencia de Santa Sofía en las Mezquitas de Estambul. Ed. ACCI. Madrid. 2014.