miércoles, 6 de enero de 2016

El sacrificio en la obra de Henri Hubert, Marcel Mauss y René Girard



Por: Antonio Justo, profesor y Licenciado en Historia, especializado en Historia Antigua y Máster en Ciencias de las Religiones por la Universidad Complutense de Madrid.

Marcel Mauss.
Hubert y Mauss en su Ensayo sobre la naturaleza y función del sacrificio insisten en la idea de la función social del sacrificio. Para ellos el ritual del sacrificio representa la toma de contacto entre lo sagrado y lo profano a través de un intermediario que es la víctima[1]. Este intermediario se haría necesario porque el contacto con lo sagrado no podrían hacerlo directamente los mortales ya que las esferas de lo sagrado y lo profano no pueden permanecer en contacto y sólo a través de un intermediario que es la víctima se pueden comunicar. Por otro lado el sacrificio es fundamentalmente un acto social porque no tendría razón de ser si no estuvieran presentes unos fieles durante el ritual. El acto del sacrificio según Hubert y Mauss busca poner en juego sobre todo las fuerzas sociales para que el rito llegue a las mentes de los fieles, generando una mentalidad colectiva.

Hubert y Mauss insisten en el carácter sagrado de la víctima pero esta sacralidad refleja la contradicción del sacrificio porque se considera que es criminal matar a la víctima al ser sagrado pero por otro lado la víctima no sería sagrada si no se la matara. René Girard subraya esta idea de la ambigüedad del sacrificio. Girard se pregunta por el misterio que hay en torno al sacrificio porque da la impresión como si en realidad no estuviera asociado a la violencia. El sacrificio sería según Girard un acto simbólico que oculta una violencia que se generaría sobre una víctima inocente porque la violencia es algo inevitable.

Girard parte de la hipótesis de la sustitución para explicar el sacrificio. Según esta hipótesis la víctima del sacrificio siempre sustituye a una víctima potencial, de esta forma si es un animal sustituye al hombre y si es un inocente sustituye a los culpables. Hubert y Mauss no comparten este planteamiento de la sustitución de Girard pero Girard cree que la violencia es inevitable y no se puede contener, por lo que siempre tiene que haber alguna víctima. Para defender su hipótesis de la sustitución recurre a los mitos hebreos y griegos de la Biblia y los poemas homéricos respectivamente, tratando de llegar a la conclusión de que la sustitución sacrificial busca sobre todo engañar a la violencia, es decir se utilizaría la violencia para poner fin a la violencia según Girard.

Hubert y Mauss insisten en que el sacrificio es un acto más simbólico que real. Girard en este sentido afirma que el sacrificio oculta su verdadera naturaleza a los fieles que asisten al acto. Esta verdadera naturaleza es la violencia. Cuando Girard habla de que el sacrificio cumple una función social dice que protege a los miembros de su comunidad de su propia violencia buscando a unas víctimas inocentes cuyo sacrificio no generaría venganzas, es decir violencia. La ausencia de violencia afectaría al plano material por las consecuencias desastrosas que suponen las guerras, de tal forma que el sacrificio cumpliendo con su función social para el grupo acabaría con los conflictos y las venganzas personales haciendo uso de la violencia hacia una víctima inocente.

Como la violencia es algo inevitable se deben elegir víctimas para el sacrificio que no tengan relación con la comunidad. Girard justifica esta afirmación con los criterios de selección de víctimas sacrificiales de diferentes sociedades históricas. Normalmente las víctimas suelen ser esclavos o prisioneros de guerra, es decir individuos cuya vida no tiene ningún valor porque su muerte no será vengada por nadie. La violencia del sacrificio se encarga de encauzar en una buena dirección la violencia que inevitablemente tiene que surgir como pretende ilustrar Girard con ejemplos de mitos griegos en los que víctimas inocentes sustituyen a los culpables.

En su hipótesis de la sustitución Girard pretende poner en un plano de igualdad tanto los sacrificios humanos como los de animales, y se opone a las teorías de determinados autores que consideran que los sacrificios de animales no pueden compararse con los humanos porque los primeros servirían para sustituir a los segundos. En los sacrificios humanos una víctima inocente sustituye a otras víctimas potenciales pero según Girard en determinadas sociedades tribales los sacrificios de animales se rigen por la misma idea y consideran que el animal elegido representa a los de su especie. En estos casos el criterio de la semejanza sería el principal para estos sacrificios.

Según Girard el sacrificio en las sociedades primitivas haría el papel de los tribunales de las sociedades modernas. Las venganzas interminables no se producen donde están instituciones estatales como los tribunales porque las penas que imponen no dan lugar a nuevas venganzas personales pero en las sociedades primitivas estas venganzas son muy frecuentes y pueden hacerse interminables. Por ello como conocen muy bien esta realidad estas sociedades porque la sufren ellas mismas los mecanismos que utilizan para ponerles fin no son de tipo curativos como son los juicios de los tribunales, es decir que se les pone fin de forma definitiva con una sentencia, sino de tipo preventivo, adelantándose a los acontecimientos para que no se produzcan según opina Girard.

La principal función del sacrificio sería la de recurrir a una violencia santa que se consideraría preventiva porque serviría para impedir que surja la violencia incontrolada de las venganzas personales. El sacrificio se centraría más que en castigar al culpable o los culpables, que es lo que harían los tribunales de las sociedades modernas, en prestar atención a la posible venganza que las víctimas podrían llevar a cabo. Ante la ausencia del sacrificio algunas sociedades para solucionar sus conflictos recurren a los grupos de parentesco que actuarían administrando la justicia como los tribunales, buscando llegar a acuerdos o arreglos entre las partes.

La visión que se tendría del sacrificio por los fieles según Girard sería la de una institución que recurre a una violencia considerada santa para poner fin a otra violencia. Habría una diferencia entre la violencia legal del sacrificio y la violencia ilegal de las guerras y venganzas. La violencia del sacrificio es la de un acto trascendental que serviría para ocultar la verdadera violencia a los fieles. La percepción del sacrificio sería más de no-violencia que de violencia por su legitimidad para cumplir con una determinada función social respecto al grupo o comunidad de fieles. Así el origen de lo sagrado estaría en la violencia según Girard porque el contacto con la divinidad a través del sacrificio se hace necesario para poner fin a los males de la violencia.

Girard también habla de la idea de contagio o impureza ritual en relación a la violencia. Frente a la violencia impura de las guerras o los asesinatos que se puede extender hay una violencia pura que es la del sacrificio. El simbolismo de la sangre serviría para explicar a través del sacrificio este dualismo entre puro e impuro. La sangre impura sería la derramada por las guerras o los asesinatos, en este sentido la sangre menstrual de las mujeres también podría considerarse impura en la mentalidad primitiva por la asociación de la sexualidad a la violencia a través de actos de violencia sexual como las violaciones. Frente a la sangre impura estaría la sangre pura de las víctimas inocentes que serán sacrificadas.

Este dualismo sería la esencia del sacrificio según Girard y en este sentido su concepción de la esencia de lo sagrado a través de la doble naturaleza de la violencia del sacrificio hace referencia a la idea de lo tremendo y fascinante del sentimiento de lo numinoso de Rudolf Otto.[2] El simbolismo de la sangre serviría para entender mejor esta doble naturaleza de la violencia porque el derramamiento de la sangre pura sería la solución para el derramamiento de la sangre impura, es decir el recurso a una violencia pura y legal considerada santa para acabar con la violencia impura e ilegal.

Conclusiones

Como señala Martín Velasco el sacrificio se da bajo diferentes formas en las que la proximidad con la divinidad varía, siendo mayor el acercamiento desde la comunión y la ofrenda de dones, y menor desde la expiación. Bajo estas formas en el sacrificio se produce una hierofanía o manifestación de lo sagrado en la que lo sagrado y profano aparecen claramente diferenciados oponiéndose tal como afirma Mircea Eliade. Esta hierofanía refleja lo tremendo y fascinante del sentimiento de lo numinoso de Rudolf Otto porque la violencia del sacrificio se entendería como algo positivo y negativo a la vez según la concepción de lo sagrado de Otto.

Henri Hubert y Marcel Mauss consideran que la víctima del sacrificio representa el punto de contacto entre lo sagrado y lo profano porque pone en contacto ambas esferas permaneciendo ambas en oposición como señala Eliade. René Girard por su parte entiende la violencia como la esencia de lo sagrado y al igual que Hubert y Mauss entiende que el sacrificio cumple sobre todo una función social respecto a la comunidad de fieles. La novedad de Girard estaría en afirmar que el sacrificio cumpliría las funciones de los tribunales para administrar la justicia en las sociedades primitivas sin estructuras estatales. De esta forma el sacrificio serviría para canalizar una violencia que es considerada como algo inevitable, es decir recurriendo a una violencia santa y legal para poner fin a una violencia ilegal que se manifiesta a través de guerras o venganzas personales.

Girard plantea una hipótesis de sustitución basada en la imitación para el sacrificio en la que una víctima inocente es elegida en sustitución de los culpables. Así la víctima sería alguien ajeno pero similar a los miembros del grupo o comunidad para que su muerte no provoque la violencia de las venganzas personales. Según Girard el sacrificio sería un acto simbólico a través de la sangre y su trascendencia sería de una no-violencia que ocultaría la violencia ritual que derrama la sangre pura de la víctima inocente en lugar de la sangre impura de los culpables. La concepción dualista de Girard sobre la violencia reflejaría las ideas de Otto sobre lo sagrado porque el sacrificio utilizaría mecanismos preventivos violentos para evitar el surgimiento y contagio de la violencia en la sociedad, entendiéndose como un fenómeno religioso positivo y negativo a la vez que recurre a la violencia para poner fin a la misma violencia.





[1] H. Hubert y M. Mauss, El sacrificio: magia, mito y razón, Buenos Aires, 2010, p. 176.


[2] R. Girard, La violencia y lo sagrado, Barcelona, 1983, pp. 43-44.

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