sábado, 31 de enero de 2015

EL Dios de Israel
Parte 2: Denominaciones y caracterizaciones divinas a la luz del entorno cananeo
Por: E. Macarena García García, Investigadora Predoctoral FPU, Universidad Complutense de Madrid.
Retomando el hilo de nuestra anterior entrada sobre el dios de Israel, hemos decidido dedicar la segunda parte de esta breve investigación a la profundización acerca de los diferentes nombres y epítetos divinos, a la vez que ampliamos la exposición sobre el carácter de la divinidad israelita gracias a la comparativa con la religión cananea imperante en su entorno.
Como ya habíamos adelantado anteriormente,[1] el hecho de que la Biblia defienda la unicidad de Dios[2] no impide que su propio texto incluya diversas denominaciones de tal divinidad. El primer erudito en notar dicha distinción fue el médico francés Jean Astrid (1684-1766) – famoso por escribir el primer gran tratado sobre la sífilis – quien en 1735 constató cómo en algunos pasajes del Pentateuco, Dios era nombrado por el nombre común hebreo para dicho término, ’Elohim, mientras que en otros era denominado por el nombre propio Yhwh.
Distintas denominaciones divinas
en hebreo y su pronunciación.
El término ’Elohim aparece unas 2.600 veces en la Biblia hebrea. Como hemos dicho, se trata de un nombre común, gramaticalmente plural, que en ciertas ocasiones de utiliza para designar a otros dioses distintos del israelita cuyo culto es denunciado, como con la expresión ’elohim aḥerim, “otros dioses,” en Éx 20,3 y De 5,7; o ’elohim ḥadashim, “nuevos dioses,” en Ju 5,8. Sin embargo, y a pesar de ser un plural, generalmente ’Elohim se refiere específicamente al dios de Israel, nombre propio equivalente o intercambiable con Yhwh.[3]
Texto hebreo vocalizado
con el término ’Elohim resaltado.
Etimológicamente relacionado con ’Elohim, encontramos también en los libros más tardíos de la Biblia hebrea[4] el singular ’Eloah, que a excepción de dos breves referencias en Daniel,[5] se usa exclusivamente como nombre propio divino y no como designación común para otras divinidades extranjeras.
Otro apelativo similar lo encontramos en ’El, atestiguado 230 veces tanto en singular como en plural (’elim). Como ’Elohim, su uso más frecuente es la designación del nombre propio divino[6] - especialmente bajo las formas ’El Shadday (Dios Todopoderoso/Omnipotente)[7] y ’El ‘Elyon (Dios Altísimo)[8] –, pero también puede usarse como nombre común y hacer referencia a otros dioses.[9] Sin embargo, no es una forma derivada de éste, sino más bien al contrario: sus antecedentes pueden verse en otras lenguas y culturas semíticas – como el acadio ilu(m) –, siendo el término utilizado en Ugarit[10] para designar tanto la idea común de “dios” como la divinidad suprema del panteón cananeo.
En cuanto al término Yhwh – también conocido como Tetragrama –, aparece en la Biblia más de 6.600 veces. Si bien no hay acuerdo firme sobre la etimología exacta de este nombre, gran parte de los académicos apuntan a su relación con la raíz verbal hwh como antigua variante de hyh (“ser, existir”), lo cual estaría en consonancia con la explicación bíblica de Éx 3,14, cuando al preguntar Moisés sobre la identidad divina, Dios responde “Yo soy el que soy” (’ehyeh ’asher ’ehyeh), utilizando esta misma raíz verbal.[11]
Estrella de David con el Tetragrama, 
incluyendo las vocales propias de ’Adonai.
El texto bíblico hebreo es – en principio – exclusivamente consonántico, por lo que la reconstrucción de la vocalización del Tetragrama como “Yahweh” se hace a partir de antiguos textos griegos de la Iglesia cristiana. Dado que desde – al menos – el s. III a.e.c. el nombre propio de la divinidad se considera impronunciable, los fieles que leen el texto hebreo no pronuncian en voz alta Yhwh, sino que cambian dicho nombre por el epíteto ’Adonai (“mi Señor”) [12] o, más tardíamente, ha-Shem (“el Nombre”). La causa de esta prohibición de pronunciar el nombre de Dios parece una posible malinterpretación del tercer mandamiento (Éx 20,7; De 5,11), que más que decir que no se debe pronunciar el nombre de Dios en vano, significaría originariamente que no se debe jurar en vano en nombre de Dios, o quizás, que no se debe nombrar con el nombre de Dios aquello que es falso (en referencia a otros dioses distintos al dios israelita).[13]
Como curiosidad, la denominación Jehová proviene de la lectura de las consonantes de Yhwh combinadas con las vocales correspondientes a ’Adonai (sewá-ḥolem-qamets), las cuales fueron a veces incluidas en época medieval por los masoretas bajo el Tetragrama como pista para el lector, para que a la hora de leer en voz alta el texto pronunciara la palabra correspondiente a la vocalización (’Adonai) en lugar del nombre propio divino.[14]
El nombre Yhwh suele aparecer en la construcción Yhwh Tseba’ot, traducida generalmente como “Dios de los Ejércitos” (celestiales), así como en la forma Yhwh ’Elohim, que combinaría estas dos principales formas de denominar a la divinidad. Además, una forma corta de Yhwh, Yh (probablemente vocalizada como Yah), aparece 24 veces en la Biblia hebrea de forma aislada, aunque es bastante frecuente encontrarla como forma sufijada, junto con –’el– y –yahu, para la creación de nombres teóforos: Israel, Samuel, Eliyah/Eliyahu (Elías)…
Por otra parte, la caracterización del dios de Israel a la luz de su entorno cananeo es, sin duda alguna, más que enriquecedora. Ya hemos notado que el término Yhwh como nombre propio puede ser sustituido en algunas ocasiones por ’El para señalar al dios israelita. Pero además, Yhwh y el dios cananeo comparten algunas de sus características: ambos son los dioses de la creación, los sabios por antonomasia, bondadosos y benefactores.
Si bien ’El es el dios supremo del panteón cananeo, ante quienes todos han de responder, en los mitos de Ugarit vemos como este dios va perdiendo poco a poco protagonismo en beneficio de Ba‘al (“señor,” “dueño”), rey entre los dioses.

Ba‘al en su representación clásica
como dios barbudo,
con un sobrero cónico con dos cuernos,
con una maza o hacha en su mano derecha
 y abundantes rayos en la izquierda.
Como dios de las tormentas, en Ba‘al se reúnen las figuras del dios guerrero y del proveedor de la fertilidad de la naturaleza en forma de rocío y lluvia. Su presencia en los cielos se manifiesta por nubes negras, fuertes vientos, truenos y relámpagos. En claro paralelo a esta caracterización, Yhwh es considerado en múltiples ocasiones Yhwh Tseba’ot (“Dios de los Ejércitos”). Es quien cabalga sobre las nubes (Is 19,1; Sal 68,5), cuya voz es el trueno y los rayos sus flechas (Sal 18,14-16). De hecho, cuando transmite sus leyes a Moisés tras la salida de Egipto, se anuncia por medio de truenos, relámpagos y una nube densa (Éx 19,16), de modo que “la montaña del Sinaí humeaba toda, porque Yhwh había descendido sobre ella en medio de fuego” (Éx 19,18).
Mircea Elíade ve en estas y otras hierofanías celestes y atmosféricas presentes en la Biblia la manifestación de todo el poder de Yhwh, cosa que no ocurre con otras divinidades de la tormenta como Varuna, Zeus o el propio Ba‘al.[15] El dios de Israel es “el único y verdadero dueño del cosmos,” soberano indiscutido, mientras que Ba‘al reina entre los dioses pero se haya siempre subordinado al creador, ’El.
El ciclo de Ba‘al que poseemos gracias a los hallazgos de Ugarit nos narra cómo este dios sale victorioso de sus batallas contra las fuerzas primordiales del mar (Yamm) y la muerte (Mot), así como contra otros monstruos marinos o dragones como Litan, Tunnan y la serpiente de siete cabezas. Es cierto que no encontramos ningún relato de bajada al inframundo acerca del dios de Israel, pero domina el mar (Yam) y dragones primordiales o monstruos marinos como Tannim y Leviatán (Sal 74,13-14; Is 27,1; 51,9-10; Job 26,12-13).[16]
La última de las divinidades cananeas a la que haremos referencia en esta breve exposición es ’Asherah, la diosa madre de la fertilidad. Según el texto bíblico, su culto – al igual que el de Ba‘al – fue introducido en Israel por Jezabel, hija del rey de Tiro, y denunciado por el profeta Elías.[17] Durante el período israelita, el culto de ’Asherah estuvo generalmente conectado con el culto de Ba‘al, de modo que la expresión Ba‘alim we-’Asherot era usada para designar a los dioses extranjeros en general (Ju 3,7) y el término ’Asherah era sinónimo de “diosa.”
Es curioso cómo en las inscripciones de Kuntillet Ajrud[18], se menciona a Yhwh y su ’Asherah, como si esta diosa femenina fuera consorte de Yhwh (y no de ’El, como establece el panteón cananeo). La cuestión del sincretismo religioso en esta época es un debate aún abierto entre los académicos, si bien descubrimientos como este tienden a pensar en un estadio de monolatría – culto a Yhwh por encima de otros dioses cananeos – más que de monoteísmo – creencia en la existencia de Yhwh y negación de la posible existencia de otros dioses – desde un primer momento en la religión de Israel.
En conclusión, podríamos decir que en estos primeros momentos de la religión de Israel no existe una figura de la divinidad única y perfectamente modelada, como atestigua la variedad de nombres propios que recibe, muestra de las diferentes tradiciones que acabaron uniéndose en la Biblia. Dichas tradiciones, a su vez, no nacen en un entorno aislado, sino que beben de su contexto cananeo, de modo que el análisis de las características principales de los dioses del entorno nos brinda una comprensión más profunda del carácter del dios de Israel.

Bibliografía

Fuentes
- Cantera Burgos, F. y M. Iglesias González, Sagrada Biblia, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2003.3
Artículos enciclopédicos
- Avi-Jonah, M., “Baal Worship.” En Skolnik, F. (ed.), Encyclopaedia Judaica, vol. 3, Macmillan Reference USA, Detroit, 2007,2 pp. 9-13.
- Fox, M., “God, Names of.” En Skolnik, F. (ed.), Encyclopaedia Judaica, vol. 7, Macmillan Reference USA, Detroit, 2007,2 pp. 672-678.
- Frymer, T. S., “Asherah.” En Skolnik, F. (ed.),  Encyclopaedia Judaica, vol. 2, Macmillan Reference USA, Detroit, 2007,2 p. 562.
- Sperling, S. D., “God: God in the Hebrew Scriptures.” En Jones, L. (ed.), The Encyclopedia of Religion, vol. 5, Macmillan Reference USA, Detroit, 2005,2 pp. 3537-3543.
- Walls, N. H., “Baal.” En Jones, L. (ed.), The Encyclopedia of Religion, vol. 2, Macmillan Reference USA, Detroit, 2005,2 pp. 723-725.
………. “El.” En Jones, L. (ed.), The Encyclopedia of Religion, vol. 4, Macmillan Reference USA, Detroit, 2005,2 pp. 2742-2743.

Bibliografía especializada

- Cross, F. M., Canaanite Myth and Hebrew Epic. Essays in the History of the Religion of Israel, Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 1997.
- Eliade, M., Tratado de historia de las religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado, Ediciones Cristiandad, Madrid, 2000.3
- Smith, M. S., The Early History of God. Yahweh and the Other Deities in Ancient Israel, William B. Eerdmans, Grand Rapids, Michigan, 2002.2



[1] García García, E. M., “El Dios de Israel. Parte 1: El pueblo elegido y la alianza.” Publicación en línea: http://confurfeo.blogspot.com.es/2014/10/el-dios-de-israel-parte-1-elpueblo.html [Acceso: 08.01.2015]
[2] De 6,4: “Escucha Israel: Yhwh, nuestro Dios, Yhwh es uno.”
[3] De hecho, la fuente E y algunos salmos prefieren ’Elohim como nombre propio de la divinidad en detrimento de Yhwh.
[4] Sobre todo en poesía, aunque también encontramos esta forma en un poema arcaico en  De 32,15-17.
[5] Dan 11,38-39.
[6] Núm 12,13; 23,8; 23,19; Is 8,8; 8,10.
[7] En referencia al dios de Abraham, Isaac y Jacob: Gén 17,1; 28,3; 35,11; 43,14; 48,3. Si bien las traducciones de la Septuaginta y la Vulgata a Shadday son Pantokrator y Omnipotens respectivamente, la etimología de este nombre parece tener más que ver con el acadio šadū (“montaña”), siendo entonces su significado “Dios de la Montaña,” quizás en el sentido de montaña cósmica, de divinidad celestial.
[8] Como en Gén 14,18 o Sal 78,35. Otros apelativos con ’El menos frecuentes son ’El Ro’i (“Dios de la Visión” o “Dios que me ve” – significado oscuro del pasaje – en Gén 16,13), ’El ‘Olam (“Dios Eterno,” en Gén 21,33) y ’El Berit (“Dios de la Alianza,” en Ju 9,46).
[9] Éx 34,14; Mal 2,11; Sal 44,21; 81,10.
[10] Antigua ciudad Siria (actual Ras Shamra) donde, desde sus primeras investigaciones en 1929, los arqueólogos encontraron un amplio archivo de la Edad de Bronce Final con cientos de textos mitológicos, épicos y rituales en escritura cuneiforme.
[11] Si bien esto no quita que Éx 3,14 ofrezca una explicación de la etimología basada en el folclore más que en un riguroso estudio científico.
[12] Tal y como refleja el hecho de que la Septuaginta use la palabra Kyrios (“Señor,” equivalente a Adonai en hebreo) cada vez que en el texto hebreo aparece Yhwh.
[13] Fox, M., “God, Names of.” En Skolnik, F. (ed.), Encyclopaedia Judaica, vol. 7, Macmillan Reference USA, Detroit, 2007,2 p. 675.
[14] Si bien esta es la versión más aceptada entre los investigadores actuales, la reforma protestante y sus traducciones bíblicas propiciaron un intenso debate sobre la antigüedad de los signos vocálicos hebreos y del término Jehová como tal. Véase al respecto un breve sumario en la obra de William Robertson Smith, A Dictionary of the Bible de 1863.
[15] Eliade, M., Tratado de historia de las religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado, Ediciones Cristiandad, Madrid, 2000,3 p. 181.
[16] La victoria de Yhwh sobre el mar (el agua) está conectada bien con el rescate de su pueblo en Éxodo (Sal 114), bien con una victoria escatológica (Is 27,1).
[17] 1 Re 16,30-33; 18,18-19.
[18] Pequeña fortificación de Judá en el nordeste del Sinaí, fue excavada entre 1975 y 1976 por el arqueólogo Ze’ev Meshed. Entre sus descubrimientos se incluyen dos edificios de la Edad de Hierro (finales del s. IX o principios del s. VIII a.e.c.) con inscripciones en las paredes de yeso, en dos pithoi y en vasijas de piedra. Las inscripciones tienen un carácter volitivo y destacan por nombrar a varias deidades como ´El, Yhwh, Ba‘al o ´Asherah.

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