Por: Antonio Justo, profesor y Licenciado en Historia, especializado en Historia Antigua y Máster en Ciencias de las Religiones por la Universidad Complutense de Madrid.
Marcel Mauss. |
Hubert y Mauss en su Ensayo sobre la naturaleza y función del
sacrificio insisten en la idea de la función social del sacrificio. Para
ellos el ritual del sacrificio representa la toma de contacto entre lo sagrado
y lo profano a través de un intermediario que es la víctima[1].
Este intermediario se haría necesario porque el contacto con lo sagrado no
podrían hacerlo directamente los mortales ya que las esferas de lo sagrado y lo
profano no pueden permanecer en contacto y sólo a través de un intermediario
que es la víctima se pueden comunicar. Por otro lado el sacrificio es fundamentalmente
un acto social porque no tendría razón de ser si no estuvieran presentes unos
fieles durante el ritual. El acto del sacrificio según Hubert y Mauss busca
poner en juego sobre todo las fuerzas sociales para que el rito llegue a las
mentes de los fieles, generando una mentalidad colectiva.
Hubert y Mauss insisten en el carácter
sagrado de la víctima pero esta sacralidad refleja la contradicción del
sacrificio porque se considera que es criminal matar a la víctima al ser
sagrado pero por otro lado la víctima no sería sagrada si no se la matara. René
Girard subraya esta idea de la ambigüedad del sacrificio. Girard se pregunta
por el misterio que hay en torno al sacrificio porque da la impresión como si
en realidad no estuviera asociado a la violencia. El sacrificio sería según
Girard un acto simbólico que oculta una violencia que se generaría sobre una
víctima inocente porque la violencia es algo inevitable.
Girard parte de la hipótesis de la
sustitución para explicar el sacrificio. Según esta hipótesis la víctima del
sacrificio siempre sustituye a una víctima potencial, de esta forma si es un
animal sustituye al hombre y si es un inocente sustituye a los culpables.
Hubert y Mauss no comparten este planteamiento de la sustitución de Girard pero
Girard cree que la violencia es inevitable y no se puede contener, por lo que
siempre tiene que haber alguna víctima. Para defender su hipótesis de la
sustitución recurre a los mitos hebreos y griegos de la Biblia y los poemas
homéricos respectivamente, tratando de llegar a la conclusión de que la
sustitución sacrificial busca sobre todo engañar a la violencia, es decir se
utilizaría la violencia para poner fin a la violencia según Girard.
Hubert y Mauss insisten en que el
sacrificio es un acto más simbólico que real. Girard en este sentido afirma que
el sacrificio oculta su verdadera naturaleza a los fieles que asisten al acto.
Esta verdadera naturaleza es la violencia. Cuando Girard habla de que el
sacrificio cumple una función social dice que protege a los miembros de su
comunidad de su propia violencia buscando a unas víctimas inocentes cuyo
sacrificio no generaría venganzas, es decir violencia. La ausencia de violencia
afectaría al plano material por las consecuencias desastrosas que suponen las
guerras, de tal forma que el sacrificio cumpliendo con su función social para
el grupo acabaría con los conflictos y las venganzas personales haciendo uso de
la violencia hacia una víctima inocente.
Como la violencia es algo inevitable se
deben elegir víctimas para el sacrificio que no tengan relación con la
comunidad. Girard justifica esta afirmación con los criterios de selección de
víctimas sacrificiales de diferentes sociedades históricas. Normalmente las
víctimas suelen ser esclavos o prisioneros de guerra, es decir individuos cuya
vida no tiene ningún valor porque su muerte no será vengada por nadie. La
violencia del sacrificio se encarga de encauzar en una buena dirección la
violencia que inevitablemente tiene que surgir como pretende ilustrar Girard
con ejemplos de mitos griegos en los que víctimas inocentes sustituyen a los
culpables.
En su hipótesis de la sustitución Girard
pretende poner en un plano de igualdad tanto los sacrificios humanos como los
de animales, y se opone a las teorías de determinados autores que consideran
que los sacrificios de animales no pueden compararse con los humanos porque los
primeros servirían para sustituir a los segundos. En los sacrificios humanos
una víctima inocente sustituye a otras víctimas potenciales pero según Girard
en determinadas sociedades tribales los sacrificios de animales se rigen por la
misma idea y consideran que el animal elegido representa a los de su especie.
En estos casos el criterio de la semejanza sería el principal para estos
sacrificios.
Según Girard el sacrificio en las
sociedades primitivas haría el papel de los tribunales de las sociedades
modernas. Las venganzas interminables no se producen donde están instituciones
estatales como los tribunales porque las penas que imponen no dan lugar a
nuevas venganzas personales pero en las sociedades primitivas estas venganzas
son muy frecuentes y pueden hacerse interminables. Por ello como conocen muy
bien esta realidad estas sociedades porque la sufren ellas mismas los
mecanismos que utilizan para ponerles fin no son de tipo curativos como son los
juicios de los tribunales, es decir que se les pone fin de forma definitiva con
una sentencia, sino de tipo preventivo, adelantándose a los acontecimientos
para que no se produzcan según opina Girard.
La principal función del sacrificio
sería la de recurrir a una violencia santa que se consideraría preventiva
porque serviría para impedir que surja la violencia incontrolada de las
venganzas personales. El sacrificio se centraría más que en castigar al
culpable o los culpables, que es lo que harían los tribunales de las sociedades
modernas, en prestar atención a la posible venganza que las víctimas podrían
llevar a cabo. Ante la ausencia del sacrificio algunas sociedades para
solucionar sus conflictos recurren a los grupos de parentesco que actuarían
administrando la justicia como los tribunales, buscando llegar a acuerdos o
arreglos entre las partes.
La visión que se tendría del sacrificio
por los fieles según Girard sería la de una institución que recurre a una
violencia considerada santa para poner fin a otra violencia. Habría una
diferencia entre la violencia legal del sacrificio y la violencia ilegal de las
guerras y venganzas. La violencia del sacrificio es la de un acto trascendental
que serviría para ocultar la verdadera violencia a los fieles. La percepción
del sacrificio sería más de no-violencia que de violencia por su legitimidad
para cumplir con una determinada función social respecto al grupo o comunidad
de fieles. Así el origen de lo sagrado estaría en la violencia según Girard
porque el contacto con la divinidad a través del sacrificio se hace necesario
para poner fin a los males de la violencia.
Girard también habla de la idea de
contagio o impureza ritual en relación a la violencia. Frente a la violencia
impura de las guerras o los asesinatos que se puede extender hay una violencia
pura que es la del sacrificio. El simbolismo de la sangre serviría para
explicar a través del sacrificio este dualismo entre puro e impuro. La sangre
impura sería la derramada por las guerras o los asesinatos, en este sentido la
sangre menstrual de las mujeres también podría considerarse impura en la
mentalidad primitiva por la asociación de la sexualidad a la violencia a través
de actos de violencia sexual como las violaciones. Frente a la sangre impura
estaría la sangre pura de las víctimas inocentes que serán sacrificadas.
Este dualismo sería la esencia del
sacrificio según Girard y en este sentido su concepción de la esencia de lo
sagrado a través de la doble naturaleza de la violencia del sacrificio hace
referencia a la idea de lo tremendo y fascinante del sentimiento de lo numinoso
de Rudolf Otto.[2]
El simbolismo de la sangre serviría para entender mejor esta doble naturaleza
de la violencia porque el derramamiento de la sangre pura sería la solución
para el derramamiento de la sangre impura, es decir el recurso a una violencia
pura y legal considerada santa para acabar con la violencia impura e ilegal.
Conclusiones
Como señala Martín Velasco el sacrificio
se da bajo diferentes formas en las que la proximidad con la divinidad varía,
siendo mayor el acercamiento desde la comunión y la ofrenda de dones, y menor
desde la expiación. Bajo estas formas en el sacrificio se produce una
hierofanía o manifestación de lo sagrado en la que lo sagrado y profano
aparecen claramente diferenciados oponiéndose tal como afirma Mircea Eliade.
Esta hierofanía refleja lo tremendo y fascinante del sentimiento de lo numinoso
de Rudolf Otto porque la violencia del sacrificio se entendería como algo
positivo y negativo a la vez según la concepción de lo sagrado de Otto.
Henri Hubert y Marcel Mauss consideran
que la víctima del sacrificio representa el punto de contacto entre lo sagrado
y lo profano porque pone en contacto ambas esferas permaneciendo ambas en oposición
como señala Eliade. René Girard por su parte entiende la violencia como la
esencia de lo sagrado y al igual que Hubert y Mauss entiende que el sacrificio
cumple sobre todo una función social respecto a la comunidad de fieles. La
novedad de Girard estaría en afirmar que el sacrificio cumpliría las funciones
de los tribunales para administrar la justicia en las sociedades primitivas sin
estructuras estatales. De esta forma el sacrificio serviría para canalizar una
violencia que es considerada como algo inevitable, es decir recurriendo a una
violencia santa y legal para poner fin a una violencia ilegal que se manifiesta
a través de guerras o venganzas personales.
Girard plantea una hipótesis de
sustitución basada en la imitación para el sacrificio en la que una víctima
inocente es elegida en sustitución de los culpables. Así la víctima sería
alguien ajeno pero similar a los miembros del grupo o comunidad para que su
muerte no provoque la violencia de las venganzas personales. Según Girard el
sacrificio sería un acto simbólico a través de la sangre y su trascendencia
sería de una no-violencia que ocultaría la violencia ritual que derrama la
sangre pura de la víctima inocente en lugar de la sangre impura de los
culpables. La concepción dualista de Girard sobre la violencia reflejaría las
ideas de Otto sobre lo sagrado porque el sacrificio utilizaría mecanismos
preventivos violentos para evitar el surgimiento y contagio de la violencia en
la sociedad, entendiéndose como un fenómeno religioso positivo y negativo a la
vez que recurre a la violencia para poner fin a la misma violencia.
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