Por: Jenifer Montiel Rodrigo,
Máster en Ciencias de las Religiones por la Universidad Complutense de Madrid.
Correo electrónico: jmontiro@hotmail.com
Origen y
principios básicos del Sufismo
Dervis. |
Mucho antes de la aparición del islam, en la Península
Arábiga existían ya corrientes místicas, gnósticas y herméticas que tendrán
mucha influencia en los primeros ascetas musulmanes.
El porqué de éste fenómeno que se da en la mayoría de
las religiones probablemente tiene mucho que ver con lo que Rudolf Otto en su
obra, Lo Santo, define como numinoso o misterium tremendum, ese algo que se siente y te recorre el cuerpo
pero que no se puede describir con palabras. La búsqueda del origen de este
sentimiento es el objetivo final de todo misticismo.
Estos primeros ascetas se centrarán principalmente en
la preparación para el Día del Juicio a través del cumplimiento de los deberes
impuestos por la religión y la práctica del desapego de las cosas mundanas
(principalmente a través de retiros y ayunos). Su objetivo, ya desde estos
primeros momentos era el reencuentro y la unión con Dios, estado que recibe el
nombre de fanaa. Aparece ya en estos momentos una práctica que después
se convertirá en básica, utilizada con este objetivo de la unión con Dios, se
trata de la invocación o dikhr.
Ya en los siglos VIII y IX en ciudades como Kufa y
Basora (actual Irak) aparecerán pequeños grupos de devotos alrededor de estos
primeros ascetas, los cuales empezarán a teorizar sobre sus experiencias. Sus
escritos, que tendrán una gran difusión, giran en torno a la comprensión de las
cosas importantes y de aquello que está oculto (batin), para lo cual recomiendan
el retiro y la realización del dhikr (invocación), que irá ya para entonces acompañado de
movimientos corporales y ejercicios de respiración o música, no como algo que induce
al éxtasis sino como forma de concentración y liberación de las distracciones
mundanas.
Éstos primeros pasos darán ya lugar a lo que después
conoceremos como la corriente Sufí o Sufismo (Tasawwuf en árabe), que
cristaliza en los primeros tiempos de la dinastía ´Abbasí, s. VIII.
Etimológicamente proviene de suf (lana), y hace
referencia a los mantos de lana de los primeros ascetas, aunque hay otras
teorías que lo asocian con la palabra griega sophos (sabiduría) o la
palabra árabe safa (pureza), incluso también se ha dicho que eran los
sucesores de los ahl as-suffa (la gente del vestíbulo), los cuales
vivían devota y humildemente en el patio del profeta. Originalmente sufí hace
referencia a alguien que ha alcanzado la iluminación, pero posteriormente se extenderá
también a los iniciados, discípulos del maestro reunidos en la cofradía o tariqa.
La principal regla era "Comer poco, dormir
poco, hablar poco", todo con objetivo de explorar el alma (nafs),
luchar contra el alma peligrosa, el ego y así llegar a la unión con Dios, el
Absoluto (´arif o fanaa). Para
ello se establecen una serie de etapas:
- tawba: arrepentimiento de las faltas
cometidas, la ruptura con la forma de vida acostumbrada y la plena
concentración en el nuevo camino.
- muyahada: esfuerzo por apartar todo aquello
que te aleja de dios.
- soledad (jalw) y retiro (´uzla).
- temor a dios (taqwa).
- renuncia (zuhd): no sólo habla de pobreza
terrenal sino espiritual.
- silencio (samt) en el sentido de no excederse
en palabrería.
- gozo (qana´a).
- confianza absoluta en el decreto divino (tawakkul).
- paciencia (sabr).
- observancia (muraqaba).
En este camino podemos diferenciar las etapas (maqam),
que son actitudes de duración, con el hal (estado), situación
transitoria del alma producida por iluminación divina, imposible de retener.
Para los sufíes, la shari´a, ley, es la
expresión exterior de la haqiqa, la verdad interior. Aunque algunos lo
califican de heterodoxo e incluso de herejía, zandaqa. Por contra, debemos calificar al Sufismo de ortodoxo, ya
que, aunque interiormente se libere de las restricciones del dogma, no lo puede
rechazar. Para ellos el hombre tiene acceso al Absoluto a través del Corán y el
Profeta es el representante de Dios. En este sentido se llaman a sí mismos ahl al-haqiqa, la gente de la verdad, en
contraposición a ahl al-charia, los
ulemas y alfaquíes, a los cuales consideran demasiado apegados al sentido
literal de los textos religiosos.
La práctica del dhikr, invocación, ayuda a vehicular
el recuerdo de Dios hacia el sufí, pero antes de llegar a él debe poseer una
comprensión profunda de los Cinco Pilares del Islam (fe, oración, ayuno,
limosna y peregrinación). Tiene el doble significado de "recuerdo" y "mención",
que dirigen directamente al Principio haciendo que el invocador se una con Dios
y se libere del sufrimiento. Siempre hay que practicarlo bajo la supervisión
del maestro o guía, ya que puede llegar a ser peligroso. Es un método de
concentración espiritual basado en la convicción de que la repetición incesante
de ciertas jaculatorias permite al creyente desterrar de su corazón todo lo que
no sea divino y llegar a un estado en el que la conciencia se desvanece. Tienen
un ritmo establecido, puede hacerse mentalmente, en voz alta o baja y van
acompañados de respiraciones, además también puede realizarse en movimiento, acompañado
de música o poesía.
Otra importante práctica es el wird, que, aunque difiere de una cofradía a otra, consiste esencialmente
en tres fórmulas. En la primera se pide perdón a Dios, en la segunda se pide a Dios
que bendiga al profeta y le de la paz y la tercera es la Shahada,
testimonio de la unicidad divina. Generalmente estas recitaciones se realizan
utilizando una especie de rosario (subha o tasbih), de origen
indio.
El objetivo de la espiritualidad o misticismo, no sólo
sufí sino de la mayoría de las religiones, es alcanzar la santidad no tras la
muerte sino en esta vida. Este camino místico comienza siempre con un rito de
iniciación. En el Sufismo el aspirante (murid) recibe este rito de un
maestro (murshid o shaikh), que a su vez lo recibió de otro
maestro, formando una cadena que se remonta al Profeta y a sus compañeros (la silsila).
Se considera que hay personas a las que dios ha elegido para recibir el don de
la baraca, bendición divina, los
cuales son venerados, tanto a los santones como a las tumbas e incluso a sus
descendientes. El principal de los maestros es el Qutb, muy similar a la
concepción que tiene el chiísmo del imam.
La wasiya (legado, mandato) es la norma o
corpus doctrinal a la que cada tariqa,
cofradía, se acoge, transmitida siempre de maestro a discípulo, como una
especie de carta fundacional.
El murid o discípulo es aquel que, aunque está
separado de Dios porque está distraído por las cosas mundanas, tiene como
objetivo encontrarlo, por ello también recibe el nombre de salik,
peregrino. Para encontrar este camino necesita al maestro, pero también a sus
compañeros, con los que establece una alianza fraternal. En el ámbito indio se
habla del pir-bhai (hermano a través del maestro). Todos los iniciados
deben vestir la jirga o muraqqa´a (andrajo).
Antes de convertirse en murid el aspirante debe
pasar una serie de pruebas difíciles de cumplir que sirven para poner a prueba
su capacidad de transitar por el camino, como por ejemplo un largo retiro, que
puede durar hasta cuarenta días.
Superadas las pruebas, el ritual de iniciación
comienza con un apretón de manos, mediante el cual el aspirante es aceptado en
la cadena de transmisión de la tariqa.
El maestro supervisa en todo momento el crecimiento espiritual de los
discípulos y les ayuda a progresar mediante instrucciones religiosas, oraciones
y otras indicaciones. Además, debe enseñarles el correcto comportamiento en
todo momento.
´Abd-al-Qadir al-Yilani (m. 1166) fundó la primera tariqa, que recibió el nombre de Qadiriyya,
actualmente una de la más extendidas y con mucha presencia en el norte de
África. A partir de entonces las cofradías empezarán a jugar un papel muy
importante tanto social como políticamente. Políticamente muchos soberanos se
apoyaron en ellas para así ejercer un control sobre la población. Socialmente
siempre han contribuido a la difusión del islam, sobretodo en regiones muy
alejadas, donde se favoreció un sincretismo religioso, como por ejemplo ocurrió
con el hinduismo.
Económicamente se han mantenido siempre gracias a los
beneficios derivados de la posesión de bienes de manos muertas, legados,
donaciones o fundaciones privadas.
Rumi
La Maulawi o Mevleví es una orden fundada a raíz de la
doctrina del poeta persa sufí Jalal al-Din Muhammad al-Balkhi al-Rumi (s.XIII),
el cual recibe el tratamiento de Mewlana (nuestro maestro). Nació en la
ciudad de Balkh el día 6 del mes de Rabi-ul-awal del 604 H. y se dice que ya a
los seis años de edad se le conocía unos grandes poderes espirituales. Su
principal obra recibe el nombre de Maznawi.
Tenía muchos seguidores y seguidoras, pero nunca creó
una organización. El encargado de ello fue su hijo mayor y sucesor, Sultan
Walad (m. 1312). Él organizó el ritual en el cual el aspirante debía pasar 1001
días de servicio en la cocina, ascendiendo a tareas más elevadas poco a poco,
mientras que también era introducido en la lectura e interpretación del Maznawi
y aprendía la técnica de la danza-meditación, el sema
Actualmente el centro de la orden y el santuario más
importante (zagüia) se encuentra en Konya (Turquía), donde se haya la
tumba de al-Rumi, aunque también hay un importante centro en Estambul, cerca de
la Torre de Gálata.
Destaca de esta orden su particular dhikr, el Sema,
danzas giratorias (por las cuales reciben el nombre de derviches, miembros de
la tariqa o cofradía, giróvagos). Es
un tipo de danza-meditación que representa el baile de los planetas. Consiste
en girar sobre uno mismo de este a oeste pivotando sobre el pie izquierdo, en silencio
absoluto recitando mentalmente la oración, con los brazos extendidos,
representando la ascendencia hacia la verdad, para lo cual hay que liberarse
totalmente del propio ego. El vestuario hace referencia a este movimiento de
los planetas y la suave música de flauta, tambores, atabales, violines y laúdes
simboliza el sonido de las esferas. El ritual está totalmente reglado; avance
con pasos lentos, triple reverencia frente al maestro, movimiento de quitarse
los mantones negros dejando a la vista las túnicas blancas (que representan el
cuerpo resucitado), el desplegar los brazos sobre el pecho, dejando la derecha
abierta hacia el cielo y la izquierda dirigida hacia la tierra.
Consta de cuatro partes que simbolizan el
aniquilamiento en el amor y el retorno a este mundo. Una oración de bendición y
el prolongado huuuu (Él) constituye el final.
En general las prácticas de los mewlevíes han sido
denostadas por la mayoría de los musulmanes, ya que lo ven como una desviación
(bida) de la norma islámica y conciben la danza como una distracción
frívola.
India
Aunque el islam se hace presente en el
subcontinente indio en el siglo VIII de la mano del sultanato de Delhi, no es
hasta los siglos X y XI cuando aparece la tradición sufí.
Los místicos persas tuvieron una gran influencia en la
India mogol y se establecieron muchos contactos entre el sufismo y el hinduismo
de tendencia teísta. La introducción de las diversas órdenes sufíes fue decisiva
en la islamización de las comunidades hindúes ya que, frente al sistema de
castas, el Sufismo promulga los ideales de tolerancia y justicia.
Muchas órdenes se desarrollaron en la India, pero
haremos especialmente hincapié en una de ellas, la orden Chistí, por ser ésta
una de las principales.
La Chishtí es una orden fundada en la ciudad de Chixt,
próxima a Herat (Persia), por Mu´in al-Din Hasan al-Siyistani (ca. 1141-1236),
el cual se encargó también de extenderla por la zona del
Indostán. Llegó a Delhi en 1193 durante el reinado
Ghurid, asentándose en Ajmer, Rajasthan durante la formación del sultanato de
Delhi.
En esta misma ciudad se encuentra la tumba del
fundador de la orden, convirtiéndose en un importante centro de peregrinación
tanto de musulmanes como de sikhs, cristianos e hindúes.
Los chistíes crearon una comunidad igualitaria dentro
de un estratificado y cerrado sistema de castas, en la que se desarrollaban
enseñanzas basadas en el amor, la espiritualidad y la harmonía, es por ello por
lo que consiguió tantos adeptos rápidamente.
Los chishties destacan por su misticismo espiritual y
un gran desapego de las cosas mundanas. Siempre se mantuvieron fieles a su
ideal ascético originario. Además, permitían la iniciación de no musulmanes. Amaban
la música y la poesía, y por ello el tipo de ceremonias que llevan a cabo dio
lugar a un género musical específico, el Qawali, una combinación de
instrumentos indostánicos tradicionales con poemas místicos en urdu, hindi y
persa. Es al poeta Amir khusrau (fallecido en 1325) a quien se le atribuye el
desarrollo de este género.
Hasta la actualidad esta orden sigue muy vinculada a
la música y ha extendido su influencia por toda India, Europa y Estados Unidos.
Uno de los principales representantes actuales es el músico Rahat Fateh Ali
Khan.
Bibliografía
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• Schmmel, Annemarie; INTRODUCCIÓN AL SUFISMO, ed. Kairós, 2007.
• Stoddart, William; EL
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•
Sourdel, Dominique; EL ISLAM, Ed, Davinci, ¿qué sé?, 2007.
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