Por: Ivan Ruiz-Larrea, Máster en Ciencias de las Religiones por la Universidad Complutense de Madrid.
Correo electrónico: ruizlarrea@hotmail.com
Encontramos
cuadrados mágicos sobre todo a partir del siglo XII, época en la cual hay una
gran proliferación de objetos de usos mágicos.
Los
inicios de estos cuadrados parecen ser que pueden remontarse a varios siglos
antes:
“The earliest recording of a magic square at its
simplest -3x3- is referred to by the 8th century alchemist Jabir ibn Hayyan.
This square (he mentions it in the context of assisting a childbirth) is the
most popular used.”[1]
Aquí
se nos da un posible uso de estos espejos y cuadrados mágicos como es el factor
asistencial o adivinatorio en los partos, algo que podrá confirmarse más
adelante con la imagen presentada. Además se describen los primeros cuadrados
mágicos, de 3x3 conocidos como wafq,
que son los más antiguos y que algunos conectan con posibles orígenes chinos[2], y
que otros lo vinculan a la introducción del ajedrez en Persia.[3]
El reverso de un espejo mágico. |
La
disciplina encargada de los cuadrados mágicos era conocida como la wafq al-a⁽dād
o “disposición armoniosa de los números”. La ciencia de los números y de las
letras (ilm al-hurūf) se vinculaba a
la tradición pitagórica, y en ella había una interpretación de la
correspondencia entre números y letras, conocida como jafr. Se asociaba al Imam Jafar al-Sādiq muerto en el 765 y que
gozaba de gran autoridad.
Para
la elaboración de los cuadrados mágicos más sencillos de 3x3, se tenía en
cuenta los nueve primeros números enteros, y se disponían formando filas y
columnas que sumasen quince, cada una por separado. Las diagonales mayores del
cuadrado también debían sumar quince. La suma de las columnas o de las filas
(15+15+15) originaba el número adánico (45), es decir, el que equivalía al del
nombre de Adán. En las esquinas del cuadrado se disponían cuatro números que se
correspondían con ciertas letras en el alfabeto y que daban lugar a una
palabra. Dichos números con sus correspondientes letras eran:
2=b;
6=w/u; 4=d; 8=u
Estos
números formaban la palabra buduh,
cuya mención estaba cargada de poder. Si no se sabía construir un cuadrado
mágico, se podía invocar el nombre (buduh)
para remediar los dolores de estómago, la impotencia temporal, o incluso para
convertirse en invisible.
Con
dicho cuadrado se asociaban también los nombres de los cuatro arcángeles.
Durante el siglo XIII se empezarán a conocer cuadrados más grandes y complejos,
en los que se debe apreciar la misma suma en la disposición de los números de
las columnas, las líneas y las diagonales principales. Algunos de los cuadrados
eran de una enorme complejidad aritmética, y siempre en una correspondencia de
cálculos entre la posición que una letra de una frase o de un nombre tenía en
el alfabeto, y ciertas proporciones numéricas que se debían de alcanzar
mediante cálculos. Pero ya encontramos cuadrados que incluyen números de varios
dígitos y que proporcionan valores numéricos concretos a un nombre, generándose
grandes números.
En
el siglo XIII se desarrollará además una literatura que explicará los atributos
de los cuadrados y que se preocupe por mantener viva la teoría general para
ayudar a sus lectores a construirse sus amuletos. Tenemos por ejemplo el
“Tratado de la disposición mágica de números en cuadrados” de Abu l´Wafa
al-Buzjani.
En
las imágenes anteriores[4]
podemos apreciar el detalle extraído de dos cuadros. El representado en el
margen izquierdo reproduce el uso de un espejo mágico, dotado de un cuadrado
mágico en su reverso, y que podría estar haciendo también las veces de
astrolabio. La pintura (presentada más adelante) nos habla del viaje del rey
Kaykavus, elevado por cuatro grandes águilas a los cielos, en un cuadro del
siglo XVII, sobre una leyenda de origen persa recogida por Firdawsi en su Shahnamah. En dicho cuadro se puede
apreciar el uso del hebreo como letras con cierto valor mágico, y que en un
pequeño libro abierto observa el mago.
En
el detalle representado en el margen derecho, podemos ver el uso de un espejo
mágico, dotado de un cuadrado mágico, durante la asistencia a un parto (como se
puede ver más abajo en el cuadro al completo). Esta historia también recogida
en el Shahnamah de Firdawsi cuenta el
nacimiento de Rustam, en una pintura de finales del siglo XVIII, elaborada en
India. Así se nos muestra con mayor claridad el uso curativo y/o adivinatorio
de espejos y cuadrados mágicos en el Islam.
No
queremos terminar el presente trabajo sin aportar un pequeño dato propio.
Conclusión
Dentro
de toda esta abundancia de cuadrados mágicos y de leyendas sobre su origen, sin
querer ser temerarios en las conclusiones, nos es difícil no vincular las
leyendas sobre el comienzo de los cuadrados mágicos[5] a la
aparición del ajedrez en Persia y a las historias que vinculaban el origen del
ajedrez con el Secretum Secretorum (Sirr alasrār), que se suponía escrito
por Aristóteles para Alejandro Magno, y que, mediante el uso del tablero de
ajedrez y de ciertos valores y cálculos numéricos, le determinaría la
disposición de los ejércitos para la victoria en las batallas[6]. Esto
nos hace identificar el uso del ajedrez, tan extendido en el mundo árabe, con
ciertas prácticas mágicas numéricas y/o adivinatorias.
Sea
como fuere, el uso del espejo con fines mágicos, tan extendido en múltiples
culturas, presenta unas características propias en el Islam, haciendo que su
soporte cobre también un valor mágico mediante la representación de los
cuadrados mágicos, que, unas veces por la desaparición del espejo tras su
deterioro y otras desde la grabación del cuadrado en el reverso del espejo,
funcionan como amuletos con diversos fines.
En
el Islam, si bien desconocemos cómo funcionaba exactamente el procedimiento
para utilizar los espejos con fines mágicos, gracias a los cuadrados mágicos y
a la literatura presente, podemos plantear un panorama aproximado de su
funcionamiento.
Por
último es destacable la interrelación entre diferentes prácticas mágicas, que
este trabajo aborda brevemente, en el uso de un instrumento con una fuerte
carga simbólica y conceptual dentro del Islam, como es la adivinación mediante
imágenes, la numerología, el uso de letras con su función simbólico-mágica, el
cálculo y la simetría, y todo ello para un uso curativo, apotropaico y
adivinatorio, dentro de una cultura que une estos procesos con las ciencias de
la naturaleza y el uso de instrumentos técnicos, incluyendo el uso de la magia
dentro de las instituciones y conocimientos legítimos.
Bibliografía:
Bürgel, J. C. The Feather of Simurgh: the “Licit
Magic” of the Arts in Medieval Islam. New York University Press, 1988
Encyclopaedia of Islam. Leiden: Brill, 1993
Keats, V. A. Chess in jewish history and Hebrew
Literature. Jerusalem: The Magnes, 1995
Maddison, F. & Savage-Smith, E. Science, Tools and
Magic. Part
1. London: Azimuth, 1997
Pendergrast,
M. Historia de los espejos. Barcelona: Ediciones B, 2003
Savage-Smith, E. Magic and Divination in Early Islam.
Aldershot: Ashgate, 2004
Sesiano, J. Quadratus Mirabilis, en The Enterprise of
science in Islam: new perspectives. Cambridge: MIT, 2003
Trachtenberg, J. Jewish Magic and Superstition. New
York: Atheneum, 1987
Wasserström, S. M. Between Muslim and Jew. The problem
of Symbiosis under Early Islam. Princeton: Princeton
University Press, 1995.
[1] Encyclopaedia of Islam. Leiden: Brill,
1993 vol. XI Buscar por wafk
[2] Savage-Smith, op.cit. pág. XXV.
[3] 14 Sesiano, J. Quadratus Mirabilis,
en The Enterprise of science in Islam:
new perspectives. Cambridge: MIT, 2003. Pp. 199-234
[4] Todas las imágenes han sido
extraídas de Maddison, F. & Savage-Smith, E. Science, Tools and Magic. Part 1. London: Azimuth, 1997
[5] Además
de lo referido, en la Encyclopaedia of
Islam. Vol. XI pág. 31, se nos
muestra un cuadrado de cuatro filas y columnas y que se organiza usando los
movimientos del ajedrez de ciertas figuras.
[6] Keats, V. A. Chess in jewish history and Hebrew Literature. Jerusalem:
The Magnes, 1995. Pp. 41-53 Encontramos en estas páginas la historia y los
documentos hebreos que tratan de este juego y su uso mágico.
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