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“La cuestión fatal de la especie humana
paréceme que es la de determinar si el proceso cultural que se ha operado en
ella conseguirá o no dominar – y hasta qué punto – los trastornos de la vida
comunal causados por…la agresión y la autodestrucción. A este respecto, la fase
por la que estamos pasando en este momento quizá merece especial interés. Los
hombres han llevado su capacidad de someter las fuerzas de la naturaleza a un
extremo tal, que si las usasen ahora podrían muy fácil exterminarse los unos a
los otros hasta no quedar ninguno. No lo ignoran, y de ahí brota gran parte de
su actual inquietud, de su abatimiento, de su ánimo aprehensivo”.
(Sigmund Freud, El malestar en la
cultura, 1930)
Sigmund Freud |
Nació el 6
de mayo de 1856 en Freiberg (Pribor), en la parte noroeste de la
Moravia integrada al Imperio Austro-Hungaro, cuya población checa hablaba
oficialmente el alemán. Allí se había instado su padre con su primera esposa en
1848. Hijo de Amalia Freud u Jacob Freud, recibió como nombre de
pila Schlomo (Salomón) Sigismund. En agosto de 1859 la familia
se trasladó de Frieberg a Leipzing y poco más tarde a Viena (1860);
sus hermanastros Emanuel y Philipp emigran ese mismo año a Manchester (Gran
Bretaña), hijos del primer matrimonio de su padre.
Schlomo Sigmund Freud, gran teórico del
psicoanálisis, descubridor de las propiedades analgésicas y anestésicas de la
cocaína, discípulo en Francia de J.M. Charcot, cuyos estudios sobre la
aplicación de la hipnosis y la sugestión en el
tratamiento de la histeria ejercen una influencia decisiva, definidor del
concepto de inconsciente y, sobre todo, el primero y más
perspicaz y penetrativo observador de la importancia de la sexualidad
infantil y de las causas sexuales de la histeria, no sin gran escándalo en
los círculos académicos y científicos vieneses fue neurólogo, psiquiatra y
terapeuta de reconocido prestigio internacional. La interpretación de los
sueños (1900) marca el nacimiento del psicoanálisis y establece
el método de interpretación de las asociaciones libres para desvelar
el contenido de los sueños.
En Tres
ensayos sobre la teoría sexual (1905) percibió que los trastornos
neuróticos son manifestaciones de experiencias traumáticas olvidadas, relegadas
al inconsciente del individuo por un mecanismo de defensa, vividas en la
infancia y relacionadas con la represión del principio de placer y con el
desarrollo del complejo de Edipo. Con Freud y sus revolucionarias
intuiciones, el saber psicológico, hasta entonces centrado únicamente en los
fenómenos mentales conscientes, agranda sus horizontes al tomar también como
objeto de estudio el inconsciente y su universo inagotable de pulsiones
instintivas, de los actos fallidos y de los síntomas
psicopatológicos que aparecen en la personalidad y en la conducta de los
hombres.
En 1910, en Nuremberg,
Freud crea junto con Sandor Ferenczi la Internationale
Psychoanalytische Vereinigung (IPV). Anteriormente, en 1902, con Alfred
Adler, Wichelm Stekel, Max Kahane (1866-1923) y Rudolf Reitler(1865-1917),
fundó la Sociedad Psicológica de los Miércoles, primer círculo de la
historia del freudismo. Otras personalidades del mundo vienés se unieron al
círculo. En esas reuniones le surgió la idea de una posible aplicación de
psicoanálisis a todos los ámbitos del saber: la literatura, la antropología, la
historia, etc. Freud defendió la idea del psicoanálisis aplicado y publica una
fantasía literaria titulada El delirio y los sueños en la “Gradiva” de Jensen (1907).
Entre 1907 y 1908, el círculo de sus primeros discípulos se fue ampliando con
la adhesión al psicoanálisis de nuevos miembros.
En 1933, se
abandona el acrónimo alemán y aparece la International Psychoanalytical
Association (IPA). Ha sido entre 1907 y 1908, cuando el círculo de sus
primeros discípulos se fue ampliando con la adhesión al psicoanálisis de nuevos
miembros, la mayoría de los cuales disentirán de sus análisis y crearan las
distintas corrientes freudianas modernas: el Kleinismo, la Ego
Psychology, la Self Psychology, el Lacanismo, el Annafreudismo,
los Independientes... Durante los primeros veinticinco años del siglo XX
la doctrina de Freud se implantó en Gran Bretaña, Alemania, la Costa Este de
EE.UU. Posteriormente en Más allá del principio del placer (1920),
Freud introdujo los conceptos de pulsión de vida, que tiende a la
conservación y creación de vida, y pulsión de muerte, instinto que
impulsa a los organismos vivos hacia el estado primitivo del que surgieron;
para simbolizar esas pulsiones, actualiza dos grandes figuras de la mitología
griega: Eros y Tánatos.
Sobre Eros
Dios del Amor.
Según la tradición era hijo de Zeus y de Afrodita. Los poetas presentaban a
Eros como un bello efebo, con los ojos vendados, siendo sus armas las flechas
que lanza, las cuales lleva en un carcaj de oro. Acompaña a Afrodita, y su
cortejo está formado por Joco, Potos, Himeros, Dioniso, Tiqué, Pito, las
Gracias y las Musas Triunfaba doquiera había seres, en la tierra, en el cielo,
en el océano, y en los mismos infiernos. Los dioses estaban también expuestos a
sus flechas como los simples mortales, y se valía de múltiples estratagemas y
de imprevistos caminos para herir a sus víctimas con las flechas de la pasión.
Más modernamente era representado como un niño desnudo, con alas y empuñando el
arco. Una figura poco parecida con el Eros tradicional se la dio la mitología
romana bajo el nombre de Cupido al cual representaban, primero, como un niño en
la pubertad, y más tarde como un infante de tres a cuatro años. (“Dioses
y héroes mitológicos” en Dioses, Mitos y Leyendas [CD], 1998).
Sobre Thánatos
Thánatos (< griego antiguo Θάνατος = ‘muerte’) era la
personificación de la muerte no violenta.
Su toque era suave, como el de su hermano gemelo Hipnos, el sueño. La muerte violenta la representaban sus hermanas amantes de la
sangre, las Keres, asiduas al campo de batalla. Su
equivalente en la mitología romana era Mors.
Thánatos era
un ser de una oscuridad escalofriante simbolizado por un joven alado con una
tea encendida en la mano que se le apaga o se le cae. Homero y Hesíodo le hacían
hijo de Nix, la noche, y gemelo de Hipnos, insinuando que ambos hermanos
discutían cada noche quién se llevaría a cada hombre; el Sueño anulaba
cada noche a los mortales tratando de imitar a su hermano mayor. Desempeña un
papel pequeño en los mitos, pues quedó muy a la sombra de Hades, el reino de los muertos. Thánatos actuaba cumpliendo el destino
que las Moiras dictaban para cada mortal.
Freud nombra
“Thánatos” (que en griego significa “muerte”) a los impulsos de muerte,
impulsos que pugnan por retornar a la materia inorgánica. Por su parte, Fromm
denomina “necrófila” (que significa “amor a la muerte”) a la concepción que
adoptan opresores y oprimidos. Considero que cuando Fromm evoca a la concepción
necrófila también se está refiriendo a los impulsos de muerte de los que habla
Freud, impulsos opuestos al Eros (impulsos de vida): Thánatos y Eros, impulsos
de muerte e impulsos de vida.
Entonces,
relacionando estas teorías podemos decir que la implantación de esta concepción
necrófila del hombre no es más que el intento de dirigirlos a una concepción
thanática de autodestrucción (divide y vencerás es el dicho). Implantar esta
concepción thanática en los inconscientes de los oprimidos no tiene otro fin
más que llevarlos a su propia autodestrucción, en donde los oprimidos se
convencen de su incapacidad y por ende abandonan la lucha (si es que la
empezaron siquiera).
En la década de
1920, Freud publicó varias obras fundamentales, a través de las cuales definió
su segunda tópica y reestructura totalmente su teoría del inconsciente y del
dualismo pulsional: Tótem y Tabú (1912), Mas allá del principio del
placer (1920), Psicología de masas y análisis del yo (1921), El
yo y el ello (1923) y El malestar de la cultura (1930); en
ellas propugna una nueva teoría de la personalidad, estructurada en tres
estancias: el ello, el yo y el superyó, relacionadas con el mundo de la
realidad, de los instintos y las normas morales respectivamente. El crecimiento
y desarrollo de la personalidad se vincula a la evolución del pensamiento
infantil, que se configura por el principio del placer y por el de realidad.
También aplicó sus descubrimientos sobre el psiquismo humano al estudio de los
fenómenos socioculturales. Prohibidas sus obras por el nazismo, en 1938,
al producirse la anexión de Austria al III Reich, el padre del
psicoanálisis abandonó Viena y se trasladó a Londres, gracias al diplomático
norteamericano William Bullit y a un rescate considerable pagado
por Marie Boanaparte que liberó a Freud de la sangrienta GESTAPO. Poco
antes de su muerte, publicó Moisés y el monoteísmo (1939). El
21 de septiembre de 1939,Max Schuz, médico y psicoanalista norteamericano,
nacido en Polonia, hijo de una familia de la burguesía judía, estudió en Viena,
se convirtió en médico personal de Marie Boanaparte y de Freud por
mediación de aquella, acompañó a Sigmund Freud a lo largo de su prolongada
enfermedad y le prometió que no le abandonaría cuando llegara el momento, le
aplicó, con el consentimiento de su hija Anna Freud, tres inyecciones
espaciadas de morfina. El 23 de septiembre, a las tres de la madrugada, después
de dos días de coma, el anciano moría apaciblemente.
Freud y la
homosexualidad
Uno de los
aspectos más destacados de la ingente obra del analista vienés Sigmund
Freud es la moderna y revolucionaria concepción que desarrolló sobre uno
de los lados más complejos de la personalidad humana: la homosexualidad y
el incomprensible y agresivo comportamiento social e
institucional que se generaba en torno a los homosexuales, y que aún
se manifiesta, no nos engañemos, a pesar de que filmes como Brokeback
mountain, del director Ang Lee, se transformen en auténticos fenómenos de
masas y a pesar de que las legislaciones de algunos países hayan recogido el
matrimonio entre personas del mismo sexo o regulado, en otros, las parejas de
hecho, aunque no sin resistencias por parte de los sectores más retrógrados de
la sociedad.
Freud, en su lucha por la modernidad, cambió
el término ominoso de inversión (en Tres
ensayos de teoría sexual (1905) mantenía aún el término inversión, pero
poco después en su obra Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (1910)
lo rechaza y lo sustituye por homosexualidad) por el de homosexualidad y
se mostró beligerante con toda forma de diferenciación y discriminación
rechazando separar a los homosexuales, como grupo específico, de los otros
seres humanos. Poco después aportará una definición canónica de homosexualidad donde
quedan rechazadas todas las tesis sexológicas sobre el estado intermedio,
el tercer sexo o el alma femenina en un cuerpo de hombre. Según
el Edipo y el inconsciente, la homosexualidad, como
consecuencia de la bisexualidad humana, existe en estado latente en todos
los heterosexuales. Cuando se convierte en una elección de objeto exclusiva,
tiene por origen en la mujer una fijación infantil a la madre y una aversión
hacia el padre; en el hombre, sobrevive después de la pubertad, si en la
infancia se crea un vínculo intenso entre el hijo y la madre, ya que entonces
en lugar de renunciar a la madre, el niño se identifica con ella, se transforma
en ella y busca objetos capaces de reemplazar su yo, a los que pueda amar como
habría sido amado por la madre.
En una carta fechada el 9 de abril de 1935,
dirigida a una madre norteamericana con un hijo homosexual, escribe: La
homosexualidad no es evidentemente una ventaja, pero no hay nada en ella de lo
que uno deba avergonzarse; no es un vicio, ni un envilecimiento, y no se la
podría calificar de enfermedad; nosotros la consideramos una variación de la
función sexual. Muchos individuos sumamente respetables, de los tiempos
antiguos y modernos, han sido homosexuales, y entre ellos encontramos algunos
de los más grandes hombres (Platón, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, etc). Es
una gran injusticia perseguir la homosexualidad como un crimen, y es también
una crueldad [...]”. Añadía que era inútil pretender transformar un
homosexual en heterosexual cuando la homosexualidad está plenamente instalada
en su personalidad; el psicoanálisis jamás debería realizarse con el objeto de
“curarle”, pues el homosexual no está enfermo. Solo algunas veces era posible
despejar el camino hacia el otro sexo y era entonces cuando el paciente
sometido al psicoanálisis se convertía en bisexual.
La teoría de una
homosexualidad innata hizo que bastantes científicos y juristas condenaran las
legislaciones represivas de Europa. La psiquiatría del siglo XX considera
la homosexualidad como inversión sexual, una anomalía psíquica, un
trastorno de la personalidad que podía desembocar en psicosis y, con
frecuencia, en suicidio. Hasta que no llegan los trabajos de Michel
Foucault y John Boswel y los movimientos de liberación sexual allá
por los años 1970, no empieza a verse como una práctica sexual de pleno derecho
constituyendo una componente de la sexualidad humana que deriva en variados
comportamientos. Freud ya había señalado el camino al derivar la homosexualidad de
la bisexualidad, siendo una elección inconsciente ligada a la renegación,
a la castración y al Edipo. En 1974 la American Psychiatric
Association (APA) elimina la homosexualidad de las enfermedades
mentales por referéndum, lo que provocó un gran escándalo, no menor que cuando
el Tribunal Supremo de Massachusett declara en sentencia que el matrimonio
entre individuos del mismo sexo estaba reconocido en la Constitución del Estado
o cuando el Consejo de Ministros de España aprueba (el 1 de octubre de 2004) el
proyecto de ley que reconoce el derecho al matrimonio de las personas del mismo
sexo que quieran contraerlo con el argumento de que la libertad de
todos, no de la mayoría, es el objetivo último del Estado de derecho y,
especialmente, el reconocimiento de los derechos fundamentales
constitucionalmente vigentes.
Aclaración:
Michel
Foucault (1926-1984), filósofo francés que intentó
mostrar que las ideas básicas que la gente considera verdades permanentes sobre
la naturaleza humana y la sociedad cambian a lo largo de la historia. Sus
estudios pusieron en tela de juicio la influencia del filósofo político alemán
Karl Marx y del psicoanalista austriaco Sigmund Freud. Foucault aportó nuevos
conceptos que desafiaron las convicciones de la gente sobre la cárcel, la
policía, la seguridad, el cuidado de los enfermos mentales, los derechos de los
homosexuales y el bienestar.
Los últimos tres
libros de Foucault —Historia de la sexualidad, Volumen I: Introducción (1976), El
uso del placer (1984) y La preocupación de sí mismo (1984)— son
parte de una truncada historia de la sexualidad. En estos libros, Foucault
rastrea las etapas por las que la gente ha llegado a comprenderse a sí misma en
las sociedades occidentales como seres sexuales, y relaciona el concepto sexual
que cada uno tiene de sí mismo con la vida moral y ética del individuo.(Encarta
2006).
Boswell,
John es autor de Las bodas de la semejanza y
Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad. Cuando
la Universidad de Chicago publicó en Norteamérica en el año 1980 Cristianismo,
tolerancia social y homosexualidad, hubo una conmoción pública. Un
profesor universitario, historiador prestigioso, católico y homosexual, John
Boswell, había pasado varios años estudiando documentos de la Antigüedad y de
la Edad Media en relación con la homosexualidad, con el objetivo de encontrar
el comienzo y las causas de la homofobia eclesial. Pero descubrió mucho más de
lo que esperaba, porque los resultados de su investigación fueron
espectaculares: la homofobia de las iglesias cristianas no remonta a los
orígenes del Cristianismo, sino que empezó a partir del siglo XII, en relación
con las graves crisis del final de la Baja Edad Media: al mismo tiempo que se
extendían por Europa la peste, la despoblación de las ciudades, el abandono de
los cultivos, la miseria y el hambre, una ola creciente de intransigencia
inundaba a las masas europeas; todas las minorías pagaron con sufrimientos
incontables: judíos, "herejes", infieles... y
homosexuales. (Rafael V.S. Rivera,www.cristianshomosexual.org). Continuará…
BIBLIOGRAFIA
BENAVENTE BARREDA, Mariano. Tragedias de
Sófocles. Ed. Hernando, Madrid,1970, pp. 1-33.
ERRANDONEA, Ignacio. Sófocles y la
personalidad de sus coros. Ed. Moneda y Crédito, Madrid, 1970, pp. 1-14, 49-75.
GÓMEZ SÁNCHEZ, Carlos, Freud y su obra.
Génesis y constitución de la Teoría Psicoanalítica, Madrid: Biblioteca Nueva, 2002.
GRIMAL, Pierre, Diccionario de Mitología, Ed.
Paidós, Barcelona, 1986
FREUD, Sigmund, Los textos
fundamentales del psicoanálisis, Ed. Altaya, Madrid, 1993, pp. 53-54, 64-65,
337-341.
LAPLANCHE, Jean y PONTALIS, Jean-Bertrand,
Diccionario de Psicoanálisis, bajo la dirección de Daniel Lagache, Barcelona:
Labor, 1971.
LAPANCHE, Jean y PONTALIS, Jean-Bertrand, Diccionario
de Psicoanálisis, traducción de Fernando Gimeno Cervantes, Barcelona: Piados,
1996 (título original, Vocabulaire de la Psychanalyse, París: Presses
Universitaires de France).
ROUDINESCO, Élisabeth y PLON, Michel, Diccionario
de Psicoanálisis, traducción de Jorge Piatigorsky, Barcelona: Piados, 1998.
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