Los templos de la India
Por: Jenifer Montiel, Máster en Ciencias de las Religiones por la Universidad Complutense de Madrid.
Correo electrónico: jmontiro7@hotmail.com
Introducción
Mapa sobre los templos en la India. |
La India ha sido
y es cuna de numerosas religiones pero en esta ocasión vamos a centrarnos en el
análisis de los templos consagrados a los dioses hindúes.
Los primeros
templos, también conocidos como Mandir
Devalayam o Devasthanam,
edificados en piedra o terracota por los líderes políticos de la región, datan del
s. V aproximadamente. Estos edificios religiosos se concebirán siguiendo unas
estrictas normas arquitectónicas pues el objetivo es recrear en un edificio la
totalidad del cosmos. Algunos de ellos llegarán a convertirse en grandes
centros no solo religiosos sino culturales y económicos.
Las dinastías
reales serán las principales impulsoras de la construcción de estos templos
pues era a través de este patrocinio como mostraban su poder, que consistía no
solo en exhibir su autoridad y potencia militar sino en mostrar su capacidad para
facilitar el bienestar espiritual de su pueblo.
Aunque como
decíamos los primeros templos empezaron a edificarse en el siglo V, anteriormente
ya existían centros de culto localizados en cuevas o grutas. Más tarde ya se
comenzó a llevar a cabo la edificación de los primeros templos, de los cuales
no nos han quedado vestigios, pues fueron edificados con materiales perecederos
como la madera.
Yaksha de Vidisha (Madhya
Pradesh), s. I a.C. Actualmente en el museo de Vidisha. |
Con lo que sí
contamos es con diversas reliquias o iconos asociados a algunos de los cultos
relacionados con estos primeros templos desaparecidos. En ellos no se nos
muestra a dioses o diosas, sino a espíritus con semblante humano relacionados
con la riqueza y la abundancia, conocidos como yakshas (masculino) y yakshis
(femenino). Los yakshis son mostrados
con amplios estómagos, adornados con mucha joyería y acarreando auspiciosos
cántaros de agua, las yakshis,
contrariamente, son doncellas con amplias caderas y pechos, pero diminutas
cinturas, también portando mucha joyería.
Cuevas-Templo
Como vemos, hay
que buscar los antecedentes a los grandes templos en las cuevas o grutas. Estas
se encuentran repartidas por toda la India y están consagradas tanto a dioses
hindúes como a santos jainas o Budha.
En el Estado de
Maharashtra son muchos los ejemplos de cuevas-templo que hoy en día se pueden
visitar, entre ellas las cuevas de la Isla de Elephanta en Mumbai, datadas en
el siglo VI y consagradas al dios Śiva, las cuevas kanheri también en Mumbai (National
Park) y las cuevas de Ajanta y Ellora. Las cuevas de Ajanta, de la dinastía
Vakataka (siglos III-VI) están principalmente consagradas al budhismo, mientras
que en las cuevas de Ellora (siglos VII-IX) vemos 34 cuevas jainistas, budistas
e hindúes labradas a lo largo de un risco de 2 km, siendo el templo de Kailasanatha
el más destacado, labrado en la roca en el siglo VIII por el rey rashtrakuta
Krishna I.
Badami, en el
estado de Karnataka, fue la capital de los reyes chalukya durante los siglos VI
y VII. Allí encontramos también templos-cueva excavados en la roca consagradas
a Śiva, Viṣṇu y santos
jainas. También Mamallapuram o Mahamallapuram, en Tamil Nadu, fue una
importante ciudad portuaria construida durante el siglo VII por el rey pallava
Narasimha Varman I y también aquí encontramos cuevas, santuarios monolíticos,
templos y bajorrelieves considerados los más notables exponentes del arte
pallava.
Los
primeros templos: características generales
Del siglo
VII-VIII datan algunos tratados arquitectónicos o Vastu Shutras como el Manasara.
En ellos se encuentra información sobre el proceso de selección del lugar y el
día de inicio de construcción, el plano del edificio, materiales, etc. En estos
manuales el templo es concebido como un microcosmos y la labor del arquitecto (sthapati) es ordenar el caos utilizando
la forma geométrica del mandala.
Hay que tener en cuenta que, a
diferencia de lo que ocurre en otras religiones, el templo hindú no es
concebido como un lugar de reunión de fieles, sino como un hogar para la deidad,
por lo tanto, los fieles solo acuden al santuario para ver al icono, o murtis,
que la representa y venerarla. Esto hay que ponerlo en relación
a la creencia hindú de que la sola visión de la imagen insufla del poder con el
que cuenta la deidad en el creyente, es lo que se denomina como darśana.
No es, por tanto, un lugar donde
se lleven a cabo celebraciones masivas. Otra gran diferencia es que los templos
hindúes no son lugares silenciosos y de meditación, sino que son lugares
ruidosos por la gran concentración de gente que va y viene.
A pesar de que
en algún punto comienzan a surgir grandes diferencias entre la arquitectura de
los templos del norte y del sur, en todos ellos se mantiene una misma
característica, la diferenciación entre dos zonas, la sala sagrada donde se
instala al ídolo, la garghagriha (sala uterina) y la sala dedicada a los
hombres, mandapa. Esta sala principal siempre mantiene unas mismas
características, siendo grande y oscura, dando sensación de entrar a una cueva,
cosa que nos lleva a los orígenes de los templos.
Uno de los elementos más comunes
en los templos hindúes es la existencia de gran número de imágenes en relieve y
esculturas exentas, tanto en el exterior como en el interior. Ya veíamos como
antes de la construcción de los templos las imágenes e iconos jugaban un papel
esencial.
Pero, estas
esculturas no son solamente decorativas sino que juegan un papel esencial como
elemento de protección mágica hacia el edificio y los rituales que allí se
celebran, pues según la creencia, deben de ser protegidos de las fuerzas
negativas que acechan.
Gran importancia adquieren, por
supuesto, las imágenes de las deidades, pero son varios los
motivos iconográficos empleados principalmente con este objetivo protector,
entre ellos destacan: seres mágicos como dvarapalas
y surasundaris (posiblemente
sucesores de los yakshis y las yakshas), guerreros y elementos animales
y vegetales.
Los dvarapalas son los guardianes del templo
y se les sitúa a ambos lados de la puerta principal con expresiones de fiereza
y armados con palos. Se les suele dotar del mismo
emblema que el dios al que está dedicado el templo. En algunas ocasiones pueden
estar acompañados de los gaṇas,
enanos protectores de los tesoros de la tierra, acompañantes del dios Śiva y
liderados por el dios Gaṇeśa,
su hijo. En muchas ocasiones escenas marciales adornan paredes, zócalos y columnas,
especialmente escenas del Mahabharata, la gran leyenda épica.
Las Surasundaris, o bellezas
celestiales, también conocidas como Apsaras,
son mujeres jóvenes representadas con grandes caderas y pechos y pequeñas
cinturas. Se las representa en posturas donde muestran su sensualidad,
generalmente en tribhanga (tres
curvas), adoptando poses de danza o tocando instrumentos como la vina, los
crótalos o tambores (la música y la danza jugaban un papel primordial en el
templo y los rituales.
Suelen ser las acompañantes de los dvarapalas,
denominándose a estas parejas como mithunas,
y aparecen en los marcos de las entradas abrazados o en los techos como parejas voladoras. También,
en algunos casos, se les representa en posturas sexuales, mostrando así la
importancia del sexo como elemento protector, no tanto como asociado a los
cultos tántricos. En otras ocasiones representan a las diosas Yamuna y Ganga,
personificaciones de los ríos Jumma y Ganges, siendo representadas entonces
sobre una tortuga en el primer caso y sobre un makara (bestia marina) en el segundo. También son representadas
como shalabhanjikas, mostrándose en este
caso aferradas a una rama.
Como decíamos, también juegan un
papel de protección importante los elementos vegetales y animales. En muchas
ocasiones vemos en los porches de entrada representados elefantes, tanto solos como en procesión,
así como también caballos, toros, pavos reales, serpientes, consideradas conectadas con el inframundo y que pueden aparecer con
torsos femeninos (nagini) o
masculinos (naga), o seres
mitológicos como el vyalas o yalis. En torres y parapetos suelen
representarse solo las cabezas de estos seres mitológicos, lo que se conoce
como kirttimukhas (cabeza de bestia).
En cuanto a elementos florales,
destacan especialmente las flores de loto, aunque también se representan otros elementos. Lo encontramos
tanto en paredes como en techos, porches, etc.
Además de este tipo de esculturas
relacionadas con la protección mágica, es muy habitual encontrar imágenes de las
familias que han patrocinado la construcción del templo.
Plano donde podemos observar las
dos nave absidial de la Garghagriha
mandapa con planta cuadrada estancias diferenciadas, Garghagriha y
mandapa
en el templo de Viṣṇu
Trivikrama
|
Uno de los templos más antiguos
conservados, indicativos del origen del esquema de que hablábamos es el templo
de Viṣṇu Trivikrama en Ter (próximo a
Sholapur, Maharashtra). Muestra cierta influencia del templo budista, siendo de
tamaño reducido y ya podemos observar la existencia de los dos cuerpos
diferenciados típicos de los templos hindúes, uno donde se instala el ídolo,
con una nave absidial cubierta por una bóveda y otra con una sala para los
fieles cuadrada, soportada por pilares y con cubierta adintelada, antecedente
de las mandapas o salas de oración
posteriores. Vemos como en general se trata de un lugar oscuro y angosto, pues
no existen ventanas ni puertas excepto la principal, dando esta sensación de
gruta.
Templos
del norte
A pesar de tener
un origen y esquema comunes, en algún punto los templos del norte y del sur
comienzan a desarrollar características propias, diferenciándose entre ellos.
En el norte será
muy habitual la construcción de templos conocidos como nagara. Siguen estando formados por dos salas pero una de
las características principales es el desarrollo de la sikhara o torre, coronada por una kalasha que cubre la garghagriha.
Esta shikhara cuenta con perfiles curvilíneos
(representando la imagen de una montaña, pues el templo es el asiento
de los dioses, devashthanam)
y suele estar rematada por la amalaka,
una pieza circular con ribeteado y la kalasha,
siendo también muy característico la utilización de arcos de herradura. A
diferencia de los gigantescos templos del sur, los nagara son de menor tamaño y, en general, se encuentran en peor
estado debido a las múltiples invasiones y ataques que han soportado a lo largo
de los siglos.
El icono de la
deidad suele estar situado justo en el centro de la sala principal, y desde
ella surge un eje vertical invisible que la conecta con el
punto más alto de la torre. Los puntos centrales son marcados con nichos donde
se instalan iconos alineados con la imagen de la deidad. Esto crea una planta
de forma ambulatoria, haciendo que los visitantes paseen alrededor de la imagen
principal en el sentido de las agujas del reloj (pradakshina).
La dinastía gupta
(siglos IV-VI) fue una de las principales dinastías encargadas de la
edificación de los grandes templos del norte. Algunos de los más destacados son
el templo de Bhitargaon (s.V) el de Dashavarata en Deogarh (s. VI) y templo de
Lakshmana en Sirpur (s. VII).
Relieve del dios Krṣṇa
luchando contra el demonio caballo Keshi
|
El templo de Bhitargaon (distrito de Kanput, Uttar Pradesh) es
un ejemplo de templo edificado en terracota, no en piedra. En el podemos
observar una shikhara con perfiles curvilíneos, además de varias
esculturas.
El templo de Dashavatara
en Deogarh (Jhansi, Uttar Pradesh), dedicado a episodios de la mitología de Viṣṇu sobre la creación de mundo,
se alza sobre una terraza rectangular, y aunque muchos elementos se han
perdido, aún quedan grandes estructuras y esculturas. Podemos
observar una nave con un solo cuerpo, cubierto por una torre troncopiramidal de
6 metros de altura, la sikhara. A
la sala de la deidad se entra por el oeste a través de unas puertas flanqueadas
por esbeltas y ornamentadas columnas. También cuenta con cuatro
pórticos tetrástilos alrededor de la nave, formando un templo de forma
ambulatoria.
En la región de Bundhelkhand,
en el estado de Madhya Pradesh, la dinastía Chandella (siglos X-XII) edificó
los veinticinco grandes templos de Khajuraho (siglos X-XI). Una de las
principales características es que desde el exterior no se pueden diferenciar
claramente las dos estancias. Ambas están cubiertas por un mismo techo y
pequeñas torrecitas. Otra diferencia es que el interior es más luminoso que en
el resto de templos por la preeminencia de pilares en contra de los muros. Uno
de los más exquisitos de todos ellos es el templo de Kandariya Mahadev, que cuenta con una de las mejores shikharas
del norte, de 30 metros, además de otras 84 más pequeñas, imitando el perfil
del monte Kailash, morada de Śiva,
y de sus relieves escultóricos.
En el Estado de
Gujarat fue la dinastía Solanki la principal impulsora de las artes. Uno de los
templos a destacar es el templo de Surya en Modhera, construido en 1026 por el
rey Bhima I. Uno de los elementos que le dan un toque diferenciador es que está
dispuesto de tal manera que los rayos de sol van penetrando hasta iluminar
completamente la sala principal al mediodía. También hay que destacar los
relieves tanto del exterior como del interior, que reproducen deidades ordenadas
según la jerarquía celestial y escenas de la vida cotidiana, además de la
alberca que preside el patio delantero, rodeada por pequeños santuarios. De la torana o puerta principal se mantienen
dos columnas complejamente esculpidadas. Otro elemento destacable es la
existencia de un Nritya Mandapa, sala
para representaciones de danza.
Columnas de la torona. |
En el Estado de Odhisa
encontramos magníficos templos edificados por la dinastía Ganga Oriental. En
este Estado los templos son de mayor tamaño que en el resto de los Estados
norteños y uno de los elementos a destacar es que la sala de los hombres es de
poca altura y está formada por una superposición de elementos horizontales.
De entre ellos destaca el templo
de Surya en Konark, a orillas del golfo de Bengala, edificado en el siglo XII
por el rey Narasimhadeva. Destaca porque el cuerpo principal fue construido con
forma de carro tirado por ocho caballos. Sobre el plinto se esculpieron
veinticuatro grandes ruedas y por todo el templo abundan esculturas con temas
amorosos, así como imágenes de dioses, demonios, reyes, campesinos, animales
(1.700 elefantes), bailarines y músicos. Además, otro elemento a destacar es la
existencia de una sala exenta de danza.
La gran imagen del dios sol
aparece instalada sobre un carruaje junto a sus esposas y otras deidades.
En el Bhogmandir, la sala
de ofrendas, aunque se encuentra en ruinas y ha perdido el tejado, se pueden observar
leones vencedores sobre elefantes en la entrada, así como el plinto y los
pilares con figuras de músicos y bailarines.
Originalmente el templo contaba
con una shikhara de 70 metros que podía verse desde el mar, pero hoy
sólo se conserva la base.
Templos
del sur
Entre los siglos
IX y XIII la dinastía coḷa
dominó gran parte del sur de la India tras derrotar a diversas dinastías como
la chalukya. Sus dos reyes más insignes fueron Rajaraja I (985-1014) y Rajendra
I (1014-1044), siendo los encargados de llevar a cabo una espléndida labor de
mecenazgo.
Los templos del
sur se caracterizan por el uso de superposiciones, dando una imagen piramidal
al templo, además de albergar corredores y salones (mandapas) con multitud de columnas ornamentadas.
Las Vimana son las torres que cubren los
templos, incluso ha dado lugar a nombrar como tal al edificio en conjunto. Se
trata de cubiertas de forma troncopiramidal formadas a base de superposición de
pisos horizontales y coronados por la stupika,
una cubierta con bóveda de cañón. Una variante de los vimana son los vesara,
que tienen forma estrellada en lugar de cuadrada.
Uno de los templos más destacados
edificados por la dinastía chalukya, de mediados del siglo s. VI, es el Templo
de Durga en Aihole (Karnataka), construido por el rey Pulakeshin I (535-566).
Es un templo atípico porque se trata de un santuario en forma de ábside rodeado
por una columna abierta.
Se eleva sobre un plinto con escalones en uno de los
lados que ascienden hacia un porche esculpido con magníficos relieves de mithunas y dvarapalas. En el techo del mandapam
destaca un panel donde se reproduce un naga
con cuerpo enroscado de serpiente.
Santuario en forma de ábside rodeado por columnas abiertas y plinto. |
Un magnífico ejemplo de la posterior
arquitectura coḷa es el
templo de Chidambaram, en Thanjavur (Tamil Nadu), siglo IX. En
este lugar se cuenta que Śiva bailó su danza
cósmica, tandava nritya. Se trata de
un gran recinto con numerosos santuarios pero el centro neurálgico es el templo
de Natarāja.
En él destacan un santuario en forma de cabaña con cubierta dorada, una enorme
alberca con columnas Śivagaṅgā y cuatro gopuram o shikhara, uno de los cuales representa
detallados relieves de los 108 movimientos de manos y pies utilizados en la
danza clásica Bharatanatyam.
En el interior
hay cinco salas principales (sabhas)
cada una con una función específica y en el exterior, junto a la alberca, se
edificó un gran espacio de mil columnas destinado a albergar rituales y
festivales.
No podemos olvidar otro de los
mejores ejemplos de arquitectura coḷa, el templo consagrado a Śiva
de
Brihadishvara, también en Thanjavur,
situado en el delta del río Kaveri. Construido en granito y completado en el
año 1010 por el rey Rajaraja I. Los Dvarapalas
de la entrada señalan el camino hacia el sanctasantórum, decorado con frescos.
El templo ocupa el centro de un patio rectangular rodeado de santuarios
secundarios. Otro de los elementos interesantes de resaltar es la enorme
escultura de Nandi, de 6 metros de largo y 25 toneladas de granito, instalada
en el Nandi mandapa.
Los templos
edificados por los reyes hoysala de Karnataka (siglos X-XIV) se caracterizan
por fusionar las shikharas del norte
con los mandapam con columnas típicos
del sur, además de por sus plantas estrelladas y su elaborada decoración
exterior, en muchas ocasiones talladas en un material verde grisáceo.
Escalinata de entrada. |
El templo Keshava
en Somnathpur es el último de los grandes templos hoysala. Fue erigido en 1258
por el rey Narasimha III en Karnataka y actualmente se conserva en buen estado.
Al edificio se accede desde el este a través de un pórtico, alberga tres
santuarios y una sala situados sobre un plinto en forma de estrella. La
escalinata de entrada está flanqueada por pequeños templetes. El interior de la
sala destaca por sus grandes columnas y elaborados techos.
Conclusión
Como conclusión
podemos decir que, a pesar de que cada templo desarrolla sus propias
características, todos siguen un mismo esquema, desarrollado a través del
tiempo con el objetivo de dar preeminencia a la imagen de la deidad que preside
el edificio.
Las dinastías
reales fueron las impulsoras de la construcción de los templos como
demostración de poder, promoviendo todo tipo de artes, pues en la India, como
en Grecia por ejemplo, todas las artes se dan la mano. Como hemos visto en
todos templos, arquitectura, escultura y danza y música se dan la mano.
Como gran
elemento a destacar, decir que todas estas características se siguen
manteniendo hoy en día, es decir, se mantiene el mismo esquema de templo, los
mismos ritos y la misma importancia en todas las artes. Incluso, se sigue
manteniendo la pequeña campanita en la puerta tanto de grandes como de pequeños
templos, que los devotos hacen sonar para despertar a las energías.
Bibliografía
- MAILLARD, Ch., (1993) El crimen
perfecto, aproximación a la estética india. Ed. Tecnos,Coleccion
Metropolis, Madrid.
MICHELL, G., (2000) Hindu art and
architecture, Thames & Hudson,London. India; El País/Aguilar, Madrid.
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