Mahoma y los comienzos del Islam III [1]
Por: Ramadan Ibrahim
Mohammed, doctorando de la Universidad Complutense de Madrid
Correo electrónico: ramadan.ibrahim@cchs.csic.es
1. El Estado
islámico después del fallecimiento del profeta
El profeta Mahoma no eligió un sucesor después de él. Así que
después de su fallecimiento, sus amigos y compañeros decidieron elegir a Abu
Bakr As-Seddiq como califa (sucesor) de los musulmanes. Él era el padre de la
mujer del profeta: ‘Aicha. Era también su amigo preferido. Pero, en aquel
momento había un pequeño grupo de musulmanes que estaba a favor de que el
califa fuese ʻAli Ibn Abi Taleb, en vez de Abu Bakr As-Seddiq, ya que el
primero pertenecía a la misma familia del profeta, siendo este su primo. Este
apoyo no era compartido por el público, sino que se quedó limitado a este
pequeño grupo. Este hecho es un indicio de la intención de división y partición
dentro de la nación islámica, cosa que tendría su repercusión en el futuro. [2]
Asumió Abu Bakr las riendas del califato, y muchos de los que
habían entrado en el Islam querían revocarse. Pero Abu Bakr atendió muy
sabiamente este asunto e impidió que eso ocurriera. Dos años después del
fallecimiento del profeta, falleció Abu Bakr. Era en el año 634 d.C. Después de
Abu Bakr, el califato lo asumió ‘Omar Ibn al-Jattab, uno de los compañeros del
profeta. Tampoco esta vez se concedió el califato a ʻAli, hecho que ampliaría
el número de los que le apoyaban, pensando que él era quien tenía derecho al
califato desde el principio. Con Abu Bakr y después ‘Omar en el califato, la
tensión sectaria empezó a hacerse camino entre los musulmanes, pero
clandestinamente y sin que la mayoría de los musulmanes se diera cuenta de
ello.
La historiografía islámica se quita el sombrero ante ʻOmar por el
florecimiento que había conocido el Estado Islámico en su época. Se extendieron
las conquistas islámicas a muchos países, formando así un imperio musulmán que
permitió la divulgación de la religión islámica en muchos países: los bizantinos
abandonaron Siria en el año 636; en el año 637 se abrió Antioquia y en el mismo
año se desmoronó el imperio de los sasánidas. Se conquistó Egipto en el año 642
de la mano de ʻAmr Ibn al-‘A`s. En el año 694 se abrió Cartago. Antes de
finalizar el siglo VII d.C. El Islam ya había dominado el Norte de África,
Siria, Palestina, Asia Menor, Persia e Irak.
[3]
ʻOmar fue asesinado de la mano de un esclavo persa cuando estaba
dirigiendo la oración de al Fajr, habiendo elegido, antes de su muerte,
seis de los compañeros del profeta para que el pueblo eligiera de entre ellos
uno para asumir el mando del califato. De entre los seis candidatos, figuraba
el nombre de ʻAli Ibn Abi Taleb. Sin embargo, el pueblo no eligió a ʻAli como
califa, sino a ‘Ūtman Iban ‘Affan, otro de los seis candidatos elegidos por
ʻOmar. Este acontecimiento avivó la tensión de los seguidores de ʻAli, que ya,
por primera vez, anuncian públicamente que ʻAli es el que mejor merece ser
califa de entre los musulmanes, no otro. Justifican su proclama con el hecho de
que ‘Ūtman, elegido califa, pertenece a la tribu de Bani Omeya, una de las
cabilas que más enemistades mantuvo con el profeta en su vida y que más renegó
de su mensaje.[4]
Creció el número de los seguidores de ʻAli, los cuales formaron un
grupo y se llamaron los chiítas. Luego, ‘Ūtman fue asesinado y se profundizó la
tensión entre los dos bandos: los seguidores de ʻAli (chiítas), por un lado, y
los seguidores del califa, por otro. Empezaron a acusarse entre ellos por el
asesinato de ‘Ūtman, el califa.
Pasados unos años, se asesinó a Al Ḥusein, hijo de ʻAli. Los
chiítas dirigieron su acusación a los omeyas, que ya habían asumido las riendas
del poder islámico. A partir de ese momento, los chiítas se apartaron del todo
de los omeyas y constituyeron un Estado propio.
30 años después del fallecimiento del profeta, el Estado islámico
empezó a descomponerse y dividirse: la mayor parte lo constituyen los sunitas
(los que consintieron el califato a los compañeros del profeta y no se
negaron), la otra parte son los chiítas (los que proclamaron a ʻAli como califa
desde el principio y no reconocieron el califato de otro).[5]
La descomposición del Estado islámico o la nación
musulmana no se limitó a su división en dos bandos: suní y chií, sino que se
fue a más. Dentro de cada una de estas dos ramas existen otras muchas subramas. Por ejemplo, dentro de la
rama suní, se encuentran ideas e
ideologías que constituyeron ramificaciones disidentes con la rama original. De
entre las subramas que coexisten dentro de la
rama suní tenemos a los “mu‘tazilies”[6], que apareció en Iraq anteriormente y que defiende que, a través de la
razón (al- ̒aql), el ser humano es capaz de discernir
entre la verdad y la falsedad sin la necesidad de la Tradición Oral. Los comienzos de esta escuela se encuentran en
Basora, hacia finales de la era omeya y principios de la abasí. [7]
En cuanto a los chiítas, su principal doctrina gira en torno a la
concesión del califato a los familiares
de la casa de Mahoma, en especial, a ʻAli Ibn Abi Taleb. Interpretan algunos de
los dichos del profeta alegando que en ellos se señalaba a que quien debe tomar
las riendas del califato después de su fallecimiento tenía que ser ʻAli. No
sólo eso, sino además interpretan algunos textos del Corán en función de su
creencia, en cuanta al Corán, en su conjunto, contiene lo explícito, mientras
que su sentido es lo implícito (bātin). Según esta interpretación
implícita, se ha referido muchas veces a ʻAli en el Corán, pero de forma
implícita. [8]
De las ramificaciones chiíes más conocidas mencionamos el chiísmo
duodecimano o imamí, a través de la cual surgió la secta denominada el ismaelismo.
Ésta apareció con ideas nuevas. La más trascendental de todas es la del
esperado Mahdí, “el Guía” (es decir, el que es guiado por Díos), y el que será uno de los imames. Puede ser
que haya nacido este Mahdí y que está todavía en el periodo de la
infancia, o puede ser el mismo gobernador que les gobierna ahora mismo. De
todas formas, la idea del esperado Mahdí es exclusiva de uno de los
imames. [9] Esta misma idea la encontramos también en los seguidores de
las escuelas sunníes, pero el Mahdí será una persona enviada de Dios y
que vendrá al final de los tiempo para aplicar la ley de Dios y acabar con el
asociacionismo a Dios (los asociados).[10]
El chiísmo se concentró desde el principio en Basora,
Irak, y actualmente está en Irak, Siria e Irán.
2. Resumen: de la lectura del libro de Eliade sobre el Islam y su aparición de
la mano del profeta Mahoma, podemos obtener las siguientes conclusiones:
En su tratamiento del Islam, el autor se ve más concentrado en los
aspectos literarios, teológicos, e historiográficos de las cuestiones
planteadas. Por ejemplo, al tratar la cuestión de la creencia de los musulmanes
en el día del Juicio Final, cita el texto sagrado correspondiente. Se interesa
también en aspectos históricos, sobre todo en el encadenamiento cronológico de
los acontecimientos, desde antes del nacimiento del profeta hasta el
surgimiento de las distintas escuelas jurídicas.
En su tratamiento historiográfico de los acontecimientos, el autor
utiliza solo el calendario cristiano, omitiendo por completo el calendario
musulmán (de la hégira), al que rigen los musulmanes. El calendario musulmán
empezó a contarse desde el día en que emigró el profeta Mahoma con sus
seguidores y adeptos de la Meca en dirección a la Medina.
De todas formas, el autor nos proporciona una información
importante de la situación de los árabes antes de la llegada del Islam, que, en
general, se caracterizaba por la diversidad de las divinidades. Entre los
árabes había más de un Dios. De ahí el mensaje de Mahoma era la unicidad de
Dios, teniendo en cuenta que el Dios de Mahoma es el mismo Dios de los árabes.
La diferencia es que los árabes representaban a Dios en figuras e imágenes, de
tal manera que llegaron a tener varios Dioses. Este Dios es el mismo Dios de
Abraham e Ismael y el mismo de los judíos y los cristianos.
El autor, en su exposición, se
interesa por el mito. Así lo podemos observar cuando habla de la
ascensión del profeta al Cielo, su encuentro con los profetas precedentes, su
recorrido por la gente del Paraíso y la del Fuego, su encuentro con Alá y su
recepción del Corán: libro sagrado para los musulmanes.
A través del Corán, el musulmán puede conocer las leyes teológicas
que dan organización a su vida, creer en la resurrección de los muertos, en la
rendición de cuentas ante Dios, en la entrada al Paraíso o al Infierno. También
podrá conocer los cinco pilares preceptivos del Islam. El Corán respeta a todos
los mensajeros precedentes a Mahoma y los reconoce.
El autor nos proporciona también información sobre la situación del
Estado Islámico después del fallecimiento del profeta. El aspecto más
importante, en este sentido, es la expansión de las conquistas islámicas en
muchos países, de la mano de ‘Omar Ibn Al Jattab, compañero de vida del
profeta. Y el aspecto más peligroso es la descomposición de la nación musulmana
porque ‘Ali Ibn Abi Taleb no asumió el califato después de Mahoma. Los
seguidores de ʻAli justifican su derecho a la sucesión de Mahoma diciendo que
aquél es primo de éste y, al mismo tiempo, su yerno, y padre de Al Ḥasan y Al Ḥusein,
nietos del profeta. Esta división era motivo principal para que los seguidores
de ʻAli se apartaran del todo de la nación musulmana, lo cual terminó en la
división de los musulmanes en dos bloques principales: los sunníes y los
chiítas.
3. LA BIBLIOGRAFÍA:
3.1. Bibliografía Básica:
-
Eliade, Mircea, (1983). “De Mahoma a la era de las Reformas”, en Historia de
las creencias y de las ideas religiosas, v. 3, ediciones Cristiandad, S.L.
Madrid, pp. 93-119.
3.2. Bibliografía Complementaría:
- Ibn al-Murtaḍà, Aḥmad ibn Yaḥyà, (1988).
Kitāb Ṭabaqāt
al-muʿtazila, Wilzar Sūsannah Dīfald (ed.,), Bayrūt:
Dār al-Muntaẓir.
- Armstrong, Karen (2005). Mahoma,
biografía del Profeta. Barcelona: Tusquets. 84-8310-432-6.
- Mubarakfuri, Safi Urrahman
(2003). El Néctar Sellado. Riyadh:
Dar-us-Salam. 9960-897-55-9.
[2] Mircea Eliade, “De Mahoma a la
era de las Reformas”, en Historia de las creencias y de las ideas
religiosas, v. 3, ediciones Cristiandad, S.L. Madrid, 1983, pp.
93-119. p 114
[6] Para tener más
información sobre los expertos dentro de esta secta véase Ibn al-Murtaḍà, Kitāb Ṭabaqāt
al-muʿtazila, Wilzar Sūsannah Dīfald (ed.,), Bayrūt
: Dār al-Muntaẓir, 1988.
[7] Ibídem,
p. 117
[8] Ibídem,
pp. 158- 159
[9] Ibídem,
p. 163
[10] Véase Ibn Jaldūn, The Muqaddimah II, trad.
Rosenthal, Princeton: University
Press, 1967, pp. 156-
206.
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