domingo, 30 de noviembre de 2014

Mahoma y los comienzos del Islam III [1]

Por: Ramadan Ibrahim Mohammed, doctorando de la Universidad Complutense de Madrid

Correo electrónico: ramadan.ibrahim@cchs.csic.es


1. El Estado islámico después del fallecimiento del profeta

El profeta Mahoma no eligió un sucesor después de él. Así que después de su fallecimiento, sus amigos y compañeros decidieron elegir a Abu Bakr As-Seddiq como califa (sucesor) de los musulmanes. Él era el padre de la mujer del profeta: ‘Aicha. Era también su amigo preferido. Pero, en aquel momento había un pequeño grupo de musulmanes que estaba a favor de que el califa fuese ʻAli Ibn Abi Taleb, en vez de Abu Bakr As-Seddiq, ya que el primero pertenecía a la misma familia del profeta, siendo este su primo. Este apoyo no era compartido por el público, sino que se quedó limitado a este pequeño grupo. Este hecho es un indicio de la intención de división y partición dentro de la nación islámica, cosa que tendría su repercusión en el futuro. [2]
Asumió Abu Bakr las riendas del califato, y muchos de los que habían entrado en el Islam querían revocarse. Pero Abu Bakr atendió muy sabiamente este asunto e impidió que eso ocurriera. Dos años después del fallecimiento del profeta, falleció Abu Bakr. Era en el año 634 d.C. Después de Abu Bakr, el califato lo asumió ‘Omar Ibn al-Jattab, uno de los compañeros del profeta. Tampoco esta vez se concedió el califato a ʻAli, hecho que ampliaría el número de los que le apoyaban, pensando que él era quien tenía derecho al califato desde el principio. Con Abu Bakr y después ‘Omar en el califato, la tensión sectaria empezó a hacerse camino entre los musulmanes, pero clandestinamente y sin que la mayoría de los musulmanes se diera cuenta de ello.
La historiografía islámica se quita el sombrero ante ʻOmar por el florecimiento que había conocido el Estado Islámico en su época. Se extendieron las conquistas islámicas a muchos países, formando así un imperio musulmán que permitió la divulgación de la religión islámica en muchos países: los bizantinos abandonaron Siria en el año 636; en el año 637 se abrió Antioquia y en el mismo año se desmoronó el imperio de los sasánidas. Se conquistó Egipto en el año 642 de la mano de ʻAmr Ibn al-‘A`s. En el año 694 se abrió Cartago. Antes de finalizar el siglo VII d.C. El Islam ya había dominado el Norte de África, Siria, Palestina, Asia Menor, Persia e Irak.  [3]
ʻOmar fue asesinado de la mano de un esclavo persa cuando estaba dirigiendo la oración de al Fajr, habiendo elegido, antes de su muerte, seis de los compañeros del profeta para que el pueblo eligiera de entre ellos uno para asumir el mando del califato. De entre los seis candidatos, figuraba el nombre de ʻAli Ibn Abi Taleb. Sin embargo, el pueblo no eligió a ʻAli como califa, sino a ‘Ūtman Iban ‘Affan, otro de los seis candidatos elegidos por ʻOmar. Este acontecimiento avivó la tensión de los seguidores de ʻAli, que ya, por primera vez, anuncian públicamente que ʻAli es el que mejor merece ser califa de entre los musulmanes, no otro. Justifican su proclama con el hecho de que ‘Ūtman, elegido califa, pertenece a la tribu de Bani Omeya, una de las cabilas que más enemistades mantuvo con el profeta en su vida y que más renegó de su mensaje.[4]
Creció el número de los seguidores de ʻAli, los cuales formaron un grupo y se llamaron los chiítas. Luego, ‘Ūtman fue asesinado y se profundizó la tensión entre los dos bandos: los seguidores de ʻAli (chiítas), por un lado, y los seguidores del califa, por otro. Empezaron a acusarse entre ellos por el asesinato de ‘Ūtman, el califa.  
Pasados unos años, se asesinó a Al Ḥusein, hijo de ʻAli. Los chiítas dirigieron su acusación a los omeyas, que ya habían asumido las riendas del poder islámico. A partir de ese momento, los chiítas se apartaron del todo de los omeyas y constituyeron un Estado propio.
30 años después del fallecimiento del profeta, el Estado islámico empezó a descomponerse y dividirse: la mayor parte lo constituyen los sunitas (los que consintieron el califato a los compañeros del profeta y no se negaron), la otra parte son los chiítas (los que proclamaron a ʻAli como califa desde el principio y no reconocieron el califato de otro).[5]
La descomposición del Estado islámico o la nación musulmana no se limitó a su división en dos bandos: suní y chií, sino que se fue a más. Dentro de cada una de estas dos ramas existen otras muchas subramas. Por ejemplo, dentro de la rama  suní, se encuentran ideas e ideologías que constituyeron ramificaciones disidentes con la rama original. De entre las subramas que coexisten dentro de la rama suní tenemos a los “mu‘tazilies”[6], que apareció en Iraq anteriormente y que defiende que, a través de la razón (al- ̒aql), el ser humano es capaz de discernir entre la verdad y la falsedad sin la necesidad de la Tradición Oral. Los comienzos de esta escuela se encuentran en Basora, hacia finales de la era omeya y principios de la abasí. [7]
En cuanto a los chiítas, su principal doctrina gira en torno a la concesión  del califato a los familiares de la casa de Mahoma, en especial, a ʻAli Ibn Abi Taleb. Interpretan algunos de los dichos del profeta alegando que en ellos se señalaba a que quien debe tomar las riendas del califato después de su fallecimiento tenía que ser ʻAli. No sólo eso, sino además interpretan algunos textos del Corán en función de su creencia, en cuanta al Corán, en su conjunto, contiene lo explícito, mientras que su sentido es lo implícito (bātin). Según esta interpretación implícita, se ha referido muchas veces a ʻAli en el Corán, pero de forma implícita.  [8]  
De las ramificaciones chiíes más conocidas mencionamos el chiísmo duodecimano o imamí, a través de la cual surgió la secta denominada el ismaelismo. Ésta apareció con ideas nuevas. La más trascendental de todas es la del esperado Mahdí, “el Guía” (es decir, el que es guiado por Díos),  y el que será uno de los imames. Puede ser que haya nacido este Mahdí y que está todavía en el periodo de la infancia, o puede ser el mismo gobernador que les gobierna ahora mismo. De todas formas, la idea del esperado Mahdí es exclusiva de uno de los imames. [9] Esta misma idea la encontramos también en los seguidores de las escuelas sunníes, pero el Mahdí será una persona enviada de Dios y que vendrá al final de los tiempo para aplicar la ley de Dios y acabar con el asociacionismo a Dios (los asociados).[10]
El chiísmo se concentró desde el principio en Basora, Irak, y actualmente está en Irak, Siria e Irán.  

2. Resumen: de la lectura del libro de Eliade sobre el Islam y su aparición de la mano del profeta Mahoma, podemos obtener las siguientes conclusiones:
En su tratamiento del Islam, el autor se ve más concentrado en los aspectos literarios, teológicos, e historiográficos de las cuestiones planteadas. Por ejemplo, al tratar la cuestión de la creencia de los musulmanes en el día del Juicio Final, cita el texto sagrado correspondiente. Se interesa también en aspectos históricos, sobre todo en el encadenamiento cronológico de los acontecimientos, desde antes del nacimiento del profeta hasta el surgimiento de las distintas escuelas jurídicas.
En su tratamiento historiográfico de los acontecimientos, el autor utiliza solo el calendario cristiano, omitiendo por completo el calendario musulmán (de la hégira), al que rigen los musulmanes. El calendario musulmán empezó a contarse desde el día en que emigró el profeta Mahoma con sus seguidores y adeptos de la Meca en dirección a la Medina. 
De todas formas, el autor nos proporciona una información importante de la situación de los árabes antes de la llegada del Islam, que, en general, se caracterizaba por la diversidad de las divinidades. Entre los árabes había más de un Dios. De ahí el mensaje de Mahoma era la unicidad de Dios, teniendo en cuenta que el Dios de Mahoma es el mismo Dios de los árabes. La diferencia es que los árabes representaban a Dios en figuras e imágenes, de tal manera que llegaron a tener varios Dioses. Este Dios es el mismo Dios de Abraham e Ismael y el mismo de los judíos y los cristianos.
El autor, en su exposición, se  interesa por el mito. Así lo podemos observar cuando habla de la ascensión del profeta al Cielo, su encuentro con los profetas precedentes, su recorrido por la gente del Paraíso y la del Fuego, su encuentro con Alá y su recepción del Corán: libro sagrado para los musulmanes. 
A través del Corán, el musulmán puede conocer las leyes teológicas que dan organización a su vida, creer en la resurrección de los muertos, en la rendición de cuentas ante Dios, en la entrada al Paraíso o al Infierno. También podrá conocer los cinco pilares preceptivos del Islam. El Corán respeta a todos los mensajeros precedentes a Mahoma y los reconoce. 
El autor nos proporciona también información sobre la situación del Estado Islámico después del fallecimiento del profeta. El aspecto más importante, en este sentido, es la expansión de las conquistas islámicas en muchos países, de la mano de ‘Omar Ibn Al Jattab, compañero de vida del profeta. Y el aspecto más peligroso es la descomposición de la nación musulmana porque ‘Ali Ibn Abi Taleb no asumió el califato después de Mahoma. Los seguidores de ʻAli justifican su derecho a la sucesión de Mahoma diciendo que aquél es primo de éste y, al mismo tiempo, su yerno, y padre de Al Ḥasan y Al Ḥusein, nietos del profeta. Esta división era motivo principal para que los seguidores de ʻAli se apartaran del todo de la nación musulmana, lo cual terminó en la división de los musulmanes en dos bloques principales: los sunníes y los chiítas.

3. LA BIBLIOGRAFÍA:

    3.1. Bibliografía Básica:

- Eliade, Mircea, (1983). “De Mahoma a la era de las Reformas”, en Historia de las creencias y de las ideas religiosas, v. 3, ediciones Cristiandad, S.L. Madrid, pp. 93-119.
   3.2. Bibliografía Complementaría:
- Ibn al-Murtaḍà, Aḥmad ibn Yaḥyà, (1988). Kitāb Ṭabaqāt al-muʿtazila, Wilzar Sūsannah Dīfald (ed.,), Bayrūt: Dār al-Muntaẓir.
- Armstrong, Karen (2005). Mahoma, biografía del Profeta. Barcelona: Tusquets. 84-8310-432-6.
- Mubarakfuri, Safi Urrahman (2003). El Néctar Sellado. Riyadh: Dar-us-Salam. 9960-897-55-9.
- Vernet, Juan (1994). Mahoma. Barcelona: Planeta De Agostini. 8439540493, 9788439540496.




[2] Mircea Eliade, “De Mahoma a la era de las Reformas”, en Historia de las creencias y de las ideas religiosas, v. 3, ediciones Cristiandad, S.L. Madrid, 1983, pp. 93-119.  p 114
[3] Ibídem, p. 115
[4] Ibídem, p. 115
[5] Ibídem, p. 116
[6] Para tener más información sobre los expertos dentro de esta secta véase Ibn al-Murtaḍà,  Kitāb Ṭabaqāt al-muʿtazila, Wilzar Sūsannah Dīfald (ed.,), Bayrūt : Dār al-Muntaẓir, 1988.
[7] Ibídem, p. 117
[8] Ibídem, pp. 158- 159
[9] Ibídem, p. 163
[10] Véase Ibn Jaldūn, The Muqaddimah II, trad. Rosenthal, Princeton: University Press, 1967, pp. 156- 206.

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